old (love) greece -karmaland-

16. inconsciente

Dioses, piensa un instante para sí mismo, ¿qué es lo que estoy haciendo?

La mano del peliblanco sujeta contra la suya lo devuelve a la realidad, esa en la que están escapando de dos guardias que fueron a "cambiar de turno", salen del templo, en mitad de la noche, con el aire helado golpeando sus cuerpos, pero Samuel no lo siente del todo, no cuando el corazón le bombea con tanta fuerza dentro del pecho.

- ¿A dónde vamos? - pregunta el peliblanco, tirando de la mano del soldado, quien parece no oírlo, mientras bajan por unas estrechas escaleras de prisa.

No lo había pensado hasta ese entonces, pero Samuel podría estarlo llevando a alguna trampa, quizás sabían que él era el único en el que confiaba, quizás eso era.

- ¿A dónde vamos? - inquiere nuevamente, frunciendo el ceño, y cuando Samuel no le responde, tira de su mano lejos de la del mayor. - Quiero que me digas a donde vamos ya mismo.

Estaban de pie en la mitad de un callejón, con la luz de las farolas sobre sus cabezas apenas dejando ver parte de lo que eran, los ojos violetas lo miraron un instante, antes de ocultarse tras el antebrazo del soldado, quien se había cubierto el rostro.

Pensar parecía tan complicado en ese instante, y quería llorar, ¿qué le estaba pasando últimamente? ¿Por qué parecía que todo el llanto que había acumulado durante su vida, ahora tenía que salir? ¿Era eso una de las consecuencias de ver a una diosa de frente?

Se descubre el rostro en cuanto siente una mano sobre el antebrazo, está cálida, en mitad de todo ese frío, así que termina por mirar los ojos mieles brillantes del otro lado.

- No lo sé. - admite en un susurro, mirándolo finalmente. - No lo sé.

Rubén suspira, parecía sincero, y desconcertado, justo igual que él, así que vuelve a tomar su mano, tirando del soldado a lo largo del callejón.

Samuel suspira, quiere dejarse llevar por él, y nada lo detiene ahora, así que lo hace, se deja llevar por el peliblanco.