old (love) greece -karmaland-

5. casa

- Cuanto extrañaba esto... - murmura, hundiéndose entre los cojines, Luzu ríe mirándolo desde su posición en la puerta. - no hay cama, en todo el mundo, que sea tan cómoda como esta.

El castaño se deja caer en la cama junto a él, habían sido de amigos desde hacía tanto que casi no recordaban como se habían conocido, pero eran prácticamente hermanos, criados juntos en Atenas luego de que el padre de Samuel muriera, asistiendo a obras y debates, leyendo por aquí y por allá, viviendo juntos, hasta que el pelinegro decidió marcharse a Esparta.

- ¿Qué opinas del chico? ¿Crees que realmente sea un demonio? - inquiere de pronto el castaño, Samuel suspira, tenía la cabeza hecha un desastre.

- Sea lo que sea, no conoce su lugar.- dice con severidad. - Es irrespetuoso, vulgar y~

- Y te puso nervioso. - completa, el ojimorado bufa con gracia.

- Que va, el chaval es molesto que flipas, - suelta, y realmente lo creía. - no podría ponerme nervioso aunque se lo propusiera.

- Di lo que quieras, pero a mí no puedes engañarme, Sam, siempre que te pones nervioso, haces ese movimiento con la pierna. - explica, con una sonrisita, se sienta en la cama entonces, mirándolo. - Además, es atractivo.

- Sí, - concede al instante. - eso nadie se lo quita, él es... deslumbrante, y quizás si sea un demonio, porque, ¿has visto alguna vez a un ser humano así?

- ¿Y por qué no un Dios, o un semidiós? ¿Por qué crees que es un demonio?

Samuel se quedó callado, y suspiró.

"Porque yo jamás podría concebir la idea de que me gustara un Dios" quiso decir; no lo hizo.