old (love) greece -karmaland-

22. después

Cuando finalmente ha recuperado el suficiente aire para dejar de toser, aún con el frío sujeto a él, estaba tan aterrado, y cansado al mismo tiempo, el cabello negro le caía sobre el rostro cuando Rubén finalmente habló.

- Oh, bendito Zeus, estás bien. - susurra, mirándole, levantarse con algo de dificultad, el cabello negro le cubre el rostro mientras continúa tratando de respirar con normalidad.

- ¿Qué...? - inquiere, pero su voz suena débil, aún con el aire sintiéndose pesado en sus pulmones, se sentía tan débil como no se había sentido nunca. - ¿... pasó? - termina, volviendo a mirarlo, y Rubén mira sus ojos violetas, tan oscuros y vacíos que por un momento teme que no sea él, sino solo una parte suya, la parte de su alma. - ¿Qué pasó?

- ¿Estás bien? - pregunta el peliblanco, mirándolo con preocupación. - Tú solo... solo te deslizaste y... y... - suspira, presionando las manos entre sí. - pensé que... que...

- Por Athenea... - susurra, con los dientes castañeando. - que frío hace, y... y que cansado estoy... - y era así, los músculos le dolían con cada mínimo movimiento, y el aire se sentía tan pesado dentro de sus pulmones. - que cansado estoy... - repite.

Había estado muerto, quizás por un par de segundos, quizás por una hora, había ido hacia Hades, al inframundo, y había vuelto... había vuelto, estaba allí, vivo, mirando el ceño fruncido del peliblanco frente a él.

Quiso decirle que estaba bien, que había vuelto en una pieza, pero no sabía si era verdad, así que no lo hizo.