Hacía frío, tanto frío, que sentía que las manos empezaban a adormecérsele, bien, estaba listo para admitir que odiaba ser un mortal, tampoco era como recordara mucho antes de haber llegado allí, en mitad de la noche, con el único propósito de asesinar a alguien, por el simple y mero capricho de ellos.
- ¿Estás bien? - inquiere Samuel de pronto, girándose para mirarlo, casi no podía ver bien sus facciones, la luna apenas esclarecía lo suficiente su rostro para dejar ver el cabello negro caerle sobre la frente. - Oh, tienes frío, ¿verdad? - inquiere dando un par de pasos en su dirección, se detiene un momento antes de ponerle las manos sobre los hombros, pero termina por hacerlo, y Rubén casi tiene que contener un suspiro por lo bien que se sienten sus mano tibias sobre su helado cuerpo.
- ¿Por qué estás así de cálido? - inquiere el peliblanco, apoyando la mejilla sobre la mano del soldado en su hombro.
- Según recuerdo, Merlon dijo que no tenías sangre en las venas o alguna tontería así, la sangre es lo que mantiene cálido a los humanos, y si tú no lo tienes... - se encoge de hombros, deslizando las manos sobre sus brazos, una y otra vez, buscando transmitirle algo de calor. - espera, tengo una idea.
Lo mira tomar la espada de su cinto, y desenvolver algo del mango, un instante después, le extiende una especie de tela, reconoce el color morado entre las manos, así que vuelve a levantar la mirada hacia el pelinegro frente a él. - ¿Qué hago con esto?
- A ver, dame. - vuelve a tomar la tela de entre sus manos para extenderla y ponerla sobre pálidos hombros de Rubén, quien contiene la respiración cuando el soldado se le acerca para poder colocar la tela alrededor suya. - ¿Ves? Así estás calentito, y sino, puedes decirme, ¿bien?
Rubén era un desvergonzado, sin duda, lo había sido desde que había llegado ahí, incluso con el soldado que ahora estaba frente a él, pero no sabía como reaccionar a sus palabras suaves, y a su voz, queda, en mitad de la oscuridad; no sabía como reaccionar ante el hecho de que a Samuel no le importaba que posiblemente era un demonio, porque estaba allí, de pie frente a él, preocupándose porque tenía frío, porque no estaba acostumbrado a la calidez del soldado, y a lo preocupados que lucían sus ojos violetas ahora mismo.
Y... no sabía como reaccionar, además de las ganas de llorar que agolparon de repente en sus ojos, quiso llorar, ahí, en medio de la oscuridad, y del frío; así que eso hizo.
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old (love) greece -karmaland-
FanfictionLa Antigua Grecia se dividía en dos ciudades principales: Esparta, donde se criaban los soldados, y Atenas, donde se criaban los sabios; a pesar de esto, existían personas que no vivían en ninguna de estas polis, por lo que terminaban viviendo en pe...