En donde Airon le escribe cartas a su novio Aetan que se encuentra en coma, con la esperanza de que en algún momento las pueda leer por si solo, sin saber si podrá o no despertar del coma.
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Hoy te escribiré sobre la primera vez que hablamos, probablemente no lo recuerdes, pero yo aún pienso en ese día como si hubiese sido ayer que nuestras madres se reunieron por primera vez.
Estabas muy nervioso y enfadado, apenas teníamos siete y nueve años, si no mal recuerdo tu enfado fue producido porque tu madre no quiso comprarte un chocolate.
Estuviste en tu modo caprichoso por varias horas, te hacías el molesto y le hablabas de manera fría cuando se acercaba a ti pero cuando ella se alejaba la mirabas por el rabillo del ojo, claro que no eras nada disimulado.
Recuerdo perfectamente que no quería compartir mis juguetes contigo, ni siquiera hablarte, me parecía desagradable tu manera tan caprichosa de actuar, claro esta que mi madre me obligó acercarme a ti y hoy día agradezco eternamente que haya sido así.
Conocí a la persona más dulce y amable del mundo, claro que tus caprichos continúan hasta hoy día pero de forma más agradable, me adapte a ti tanto como tú te adaptaste a mi.
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