Trece

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Naruto respiraba con cierta dificultad, tenía los ojos empañados y fuertes espasmos sacudían su cuerpo a cada segundo.

-Sa...Sasori- gimió. Llevó su cabeza hacia atrás cuando el susodicho se hundió nuevamente dentro de él. 

Los labios de Sasori -ahora tibios- pasaron a dejar una estela invisible de besos por el bronceado torso del adolescente.

Una ínfima parte de su subconsciente seguía repitiendole que aquello no estaba bien  Empero, Sasori ya no pensaba detenerse. Se había limitado a acallar esas voces culpables, mayormente denominadas como consciencia...¿Por que querría parar si era eso lo que deseaba?

Noches enteras de desvelos, sentimientos reprimidos, y que el bello motivo de su desfogue lo instara mediante gemidos a proseguir con su actividad, no hacía más que incrementar su retenido líbido.

Y es que en esos instantes Sasori se sentía tan endemoniadamente excitado que ni siquiera se puso a pensar en la cantidad de veces que había sometido sexualmente a Naruto a lo largo de una semana. Entre más veces lo tenía, más lo deseaba, y menos satisfecho se sentía. Inclusive esa noche ya había sostenido relaciones con Naruto en dos ocasiones, y su líbido no parecía estar ni medianamente saciado.

Algo incómodo por la postura y ligeramente adolorido por la reiteración del coito, Naruto procedió a masajear de arriba hacia abajo su propia erección. Sentía un poco de irritación, pero estaba convencido de que era por la exorbitante cantidad de veces que había intimado con Sasori últimamente.

Tampoco se quejaba. Naruto estaba feliz de que las cosas entre ellos se hubieran solucionado, le alegraba inmensamente que pudieran volver a lo de antes y que esta vez Sasori se mostrara más interesado en mantener un noviazgo y no una relación paternal como antaño.

Ahora su problema radicaba en un tema mucho más delicado que había estado posponiendo los ultimos días. Sin embargo aun se sentía incapaz de romper con Itachi.

Aun asi, buscaría la manera de no herirlo, ni mucho menos mentirle. Naruto aun conservaba la esperanza de que pudieran ser amigos, pese a que en su mente seguía sonando injusto el que abandonara a la segunda persona que se preocupó por el. Le había tomado muchísimo cariño a Itachi, tanto que no asimilaba el hecho de perderlo.

¿Era eso a lo que llamaban egoísmo?

Antes de poder responder la pregunta, Naruto se arqueó con fuerza. Un placentero gemido rasgó el aire, inundando con su agudo tono la calma habitación.

Sasori se tensó sobre el cuerpo que, una y otra vez, había tachado de hermoso. El orgasmo sensibilizó cada fibra de su cuerpo, pero a los pocos minutos, logró salir de Naruto y reclamó -con insana posesividad- sus labios.

-Creo...- Naruto dejó escapar un bostezo, sintiéndose angustiado y perturbado por estar pensando en Itachi. -Que ya deberíamos dormir- los besos en su cuello cesaron repentinamente. Sasori exhaló, se acicaló el cabello y se apartó resignado, más por obligación que por fuerza de voluntad.

-Tienes razon. Ya es tarde- afirmó, echando un fugaz vistazo a la mesita de noche. Naruto se disponía a recuperar las prendas rezagadas sobre el edredón cuando Sasori lo tomó del brazo para devolverlo a su sitio. -Duerme aqui- el pelirrojo no se dio cuenta de la gravedad de sus palabras hasta que ya era muy tarde. Ambos solían dormir separados y el respetaba concienzudamente la privacidad de Naruto, pero en ese momento se veía incapaz de alejarse de el un solo segundo.

-De acuerdo- Naruto pestañeó aturdido con la petición. Volvió a recostarse y se cubrió con las frescas mantas. No transcurrió mucho tiempo para que se quedara profundamente dormido.

Perfectamente Imperfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora