Naruto entró silenciosamente al comedor, reparando poco despues de su reciente llegada en que su pareja se hallaba de pie junto a la mesa, sosteniendo el diario local frente a su rostro y repasando visualmente cada párrafo desglosado como si fuera lo más interesante del mundo.
Y aunque nervioso, Naruto se quedó allí, a pocos metros de él, contemplandole con un nudo en la garganta y esperando la menor reacción con su llegada.
Nada.
Transcurrieron varios minutos sin que ninguno de los dos emitiera el menor ruido. Naruto atento a la expresión impávida del mayor, y este a su vez abstraído en los acontecimientos de relevancia suscitados en la ciudad.
El tormentoso silencio por fin fue roto, luego de que Naruto decidiera tomar asiento para merendar lo que Sasori había preparado para él como hacía cada mañana. Primero tomó el pan y lo untó con mermelada, pero no lo comió.
-Sasori.
-Hmm.
Nuevamente Naruto titubeó. Sabía a qué se debía la manera distraída en la que se desenvolvía el marionetista. Y lo peor de todo era que (otra vez) era él la causa de aquel malestar en la vida del joven. Bien pudo haberse quedado en casa en lugar de ir al encuentro con Itachi, pero tampoco le parecía justo dejar que ellos disputaran por su causa.
No, definitivamente Naruto no se arrepentía de haber acudido a decirle a Itachi la verdad. Aunque Sasori no le hubiera creído y ahora la relación con él estuviera irremediablemente rota. Era preferible a cargar con el sentimiento de culpabilidad por no tratar de resolver las cosas a su manera. Empero, eso no evitaba que Naruto entristeciera enormemente cada vez que recordaba el semblante de entero esceptisismo que había puesto Sasori aquella noche. Era como si la barrera de frialdad que tan bien escondía sus sentimientos, colapsara, (por escasos e ínfimos segundos), lo suficiente para que Naruto pudiera contemplar al verdadero Sasori. No al marionerista, ni al hombre aparentemente insensible que él fingía ser.
Por instantes se encontró de frente con un bosquejo de genuina susceptibilidad y dolo. Vio como los ojos castaños se cubrían con una fina película de lágrimas y los rígidos labios se amoldaban en una mueca de lo más desalentadora en el rostro de tan bello muñeco. Despues de ese día, Sasori se había enclaustrado en sí mismo. Siempre estaba ausente y se le notaba (aunque intentara ocultarlo bajo su faceta imperturbable) claramente dolido.
De eso ya hacían dos semanas. Y como las cosas no cambiaran, Naruto estaba resuelto a acabar con todo por sí mismo.
-Te amo- susurró, tan bajo, que el quedo murmullo no llegó a los oídos del marionetista, quien continuaba sumergido en la lectura, lo que hacía que Naruto se sintiera mil veces peor. No entendía cómo es que la situación había dado ese giro tan radical en su vida. Amaba a Sasori, y este, a pesar de creerse engañado por segunda ocasión, le había prometido cuidarlo.
Era tan fuerte el lazo que habían creado entre ellos, que se rehusaban a alejarse el uno del otro. De cualquier manera Naruto no pensaba quedarse con Itachi (ni mucho menos corresponderle), simplemente había accedido a que se hicieran los trámites pertinentes para que los dejara en paz.
Sasori se había comportado a la altura de la situación, siempre al margen. Y fuera eso, quizá, lo que más lastimaba a Naruto. El hecho de que el marionetista estuviera tan al pendiente de él en lo que respecta a sus cuidados, pero en lo que concernía al tema del amor, Sasori estaba ausente, ensimismado y atrapado en la contradicción que genera el creerse burlado por la infidelidad, lo mismo aplicaba a su afán por retener a Naruto a su lado
Porque si, Sasori seguía siendo egoísta, muy a su pesar. Y si antes no toleraba imaginar a Naruto con alguien más, ahora era impensable. No permitiría que el Uzumaki cayera de nueva cuenta en los brazos del ruín bastardo con el que sostuvo un amorío a sus espaldas.
ESTÁS LEYENDO
Perfectamente Imperfecto.
FanficA veces la perfección no reside sólo en el físico. SasorixNaruto.