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TREINTA Y CINCO

vacuna para gema

TERCERA PERSONA
 
Las horas habían pasado. En una habitación yacían varias personas y a pesar que por fuera aparentaran estar neutrales, por dentro están ansiosos, pero más que todo, nerviosos y ese sentir en ellos, era como tener una de las peores pestes del mundo. El sentir nervios era una enfermedad para ellos, esa quizás especie, grupo de personas llamadas séptimos y es que, ni siquiera ellos, esas personas tan diferentes a las normales, también sentían nervios, pero, no era para nada parecido como lo sentimos nosotros, las personales normales, no, ellos, sentían ese sentimiento como una enfermedad que desequilibraba toda su personalidad séptima y eso, era una catástrofe para su persona, pues no podían pensar, o actuar con estabilidad y certeza, menudo problema tenían algunos séptimos que yacían en la estancia, pues, se sumaba a la cantidad de problemas y caos que llevaban encima de sus hombros.
 
El chico de cabellos crespos y ojos azulados, mantenía un perfil inexpresivo, pero, su mandíbula altamente tensa, delataba el caos que contenía dentro de si, Calipso, miraba con seriedad a su, ni amigo, ni enemigo, tendido en una cama, miraba con detenimiento su aspecto y a pesar que, el, era mayor que aquel chico tendido en la cama, había aprendido muchas cosas de el, Azael, este, era una persona esencial para la vida de Calipso pues, desde que eran unos niños, habían descubierto juntos la vida séptima, creando un hilo grueso y fuerte entre ellos, un hilo no de amistad, no, eso no lo utilizaban los séptimos, eso lo catalogan como, asilos, si, Calipso, necesitaba el asilo de, Azael, este de inmediato lo prestaba, si, Azael necesitaba el asilo de, Calipso, este, lo prestaba y si, no lo daban, o regalaban, no, dar un asilo entre séptimos, era algo como un compromiso, una deuda, si lo daba, la otra semana séptima, tenía que devolverlo, estos asilos, eran plenamente sinceros y el séptimo que, diera su asilo, iba hacer hasta lo imposible por, ayudar a su otro prójimo, así eso, me valiera la vida.
 
Calipso, vio las ojeras que se marcaban en su salida piel, dolor, sintió dolor y eso era como, sentir miles de dagas clavarse en su cuerpo, torturándolo, haciéndolo sentir inferior a todo, pues, el dolor en un séptimo, solo le hacía ver que, había fallado como séptimo que, el perfecto número siete, no debería llevarlo marcado en su sangre por qué, había fallado en dar su asilo, eso era un gran golpe bajo para un séptimo y más que eso, los demás séptimos, solo le dedicarían miradas de decepción por avergonzar su sagrado número. Calipso, más que avergonzado y humillado por fallar en dar su asilo, estaba roto.
 
Dos chicos, iguales en su forma física y en el pensar, yacían sentados en una de las esquinas de la estancia, con la cabeza inclinada hacia el suelo, la conciencia los estaba torturando y si, ni siquiera los séptimos podían salvarse de la conciencia juzgadora, solo que era de una manera singular. La conciencia, el remordimiento en ellos solo aparecía en diminutas situaciones, como esta, el remordimiento solo aparecía en los séptimos cuando, la persona, es vital en sus vidas. Esos gemelos, Aarón y Allan, estaban al borde del abismo, pues no sabían como estaba evolucionando el chico que, los ayudo a criar y crecer.
 
 
La pareja Brown, se encontraban serios, uno al lado del otro, manteniendo su mirada al frente, fija en el chico de color pálido en la cama, a pesar que su relación entre padres e hijo no era lo mejor, no cambiaba la realidad del presente y pasado, alguna vez, en el pasado y recuerdos lagunosos y vagos, esos padres, recordaban a, Azael crecer, junto a ellos, lo recordaban, dando sus primeros pasos, sus primeros pasos en el camino séptimo, sintieron esa sensación de paternidad y maternidad, una sensación muy singular y nada común en ellos.
 
 
   ̶  ̶  ̶ ¿Y? ¿No vamos hacer nada? ¿Solo verlo empeorar?   ̶  ̶  ̶ reprochó Calipso, era el más propenso en no soportar la emoción del momento, la señora, Layla Brown, lo miró por unos cortos segundos
 
   ̶  ̶  ̶ puedo hacer algo mas   ̶  ̶  ̶ dijo Layla, pensante, los siete, líderes de los séptimos, la vieron de inmediato
 
   ̶  ̶  ̶ es algo imposible   ̶  ̶  ̶ arremetió uno de los sietes, Layla, se puso recta, adoptando su figura de autoridad
 
   ̶  ̶  ̶ eso, no lo sabes   ̶  ̶  ̶ alegó Layla
 
 ̶  ̶  ̶ claro que lo se, para hacer una depuración de esa magnitud se necesita, la sangre pura de una persona ordinaria en proceso de ser séptimo puro   ̶  ̶  ̶ arremetió con el ceño fruncido, Layla gruñó alto
 
   ̶  ̶  ̶ no se te olvide que me debes respeto   ̶  ̶  ̶ soltó Layla molesta
 
   ̶  ̶  ̶ ¿Que es una depuración en un séptimo?   ̶  ̶  ̶ quiso saber Nicolás
 
   ̶  ̶  ̶ la depuración inédita, es un proceso nunca hecho por los séptimos, lo descubrieron si, pero, no se arriesgaron hacerlo, pues, hay más posibilidades que al hacer el proceso en el séptimo, muera   ̶  ̶  ̶ murmuró Ethan, papá de Azael
 
   ̶  ̶  ̶ es un proceso complicado   ̶  ̶  ̶ dijo uno de los líderes de los séptimos,  todos los cuatro sietes en esa estancia, intercambiaron miradas
 
   ̶  ̶  ̶ ¿Pero qué es?   ̶  ̶  ̶ alegó Calipso, los sietes, se miraban entre sí, dudosos, pues, lo que iban a decir era información nunca vista o escuchada en los séptimos
 
   ̶  ̶  ̶ hay una vacuna   ̶  ̶  ̶ soltó Layla, pensante   ̶  ̶  ̶ una vacuna que, convierte lo ordinario a séptimo, no es algo afirmado, la crearon tiempo después que nosotros empezáramos a estar en el mundo, no se sabe si, la vacuna es efectiva, pero, existe una teoría y es que, si aplicas la vacuna en una persona ordinaria, la sangre de esta cambia, su conducta cambia, se debe extraer esta sangre de la persona y terminar de, hacer otra vacuna para el séptimo, esta otra vacuna, esta a medias, no la terminaron de desarrollar, por eso mismo nunca se dio a conocerla, es apodada depuración inédita, si, logramos hacerla, Azael, seria el primer séptimo, casi siete de la historia en probarla, pero...   ̶  ̶  ̶ explicó, detenidamente
 
   ̶  ̶  ̶ ¿Pero qué?    ̶  ̶  ̶ farfulló Calipso, procesando dicha información tan masiva
 
   ̶  ̶  ̶ pero trae sus consecuencias. Una, la sangre de la persona a la que se le va a extraer, puede ser no compatible con la de Azael, dos, el organismo de Azael, puede rechazar cierta vacuna tan singular y tres, su alta potencia, puede terminar de acabar con la vida de Azael   ̶  ̶  ̶ dijo con seriedad
 
 
Calipso y los gemelos, soltaron un cansino suspiro. Sin saber que hacer.
 
    ̶  ̶  ̶ ¿Que pasa si no reacciona los próximas horas?   ̶  ̶  ̶ inquirió Allan
 
   ̶  ̶  ̶ lo más probable es que, muera, su organismo rechazo la inyección   ̶  ̶  ̶ admite Ethan
 
La estancia, se consume en silencio, no tenso, tan tenso que podría cortar el viento, de repente, se escuchó un ruido, Calipso levantó la cabeza, alerta.
 
   ̶  ̶  ̶ es Gema   ̶  ̶  ̶ asegura Calipso y en ese instante, la mente de los gemelos destellan
 
   ̶  ̶  ̶ ella, ella podría ayudarnos, no se negaría, podríamos...
 
    ̶  ̶  ̶ calla, Aarón   ̶  ̶  ̶ lo reprende y frena Calipso sin pensar, llamando la atención
 
   ̶  ̶  ̶ cállate tú, ¿No vez que hablamos de la vida de Azael? Layla, ¿Ella podría ser esa persona? ¿Podría ayudarnos cierto?   ̶  ̶  ̶ demanda Allan
 
   ̶  ̶  ̶ si, Gema quiere, si   ̶  ̶  ̶ admite la nombrada
 
   ̶  ̶  ̶ no, ella no   ̶  ̶  ̶ reprocha Calipso
 
   ̶  ̶  ̶ ¿Acaso estás estúpido? ¿Por qué no?   ̶  ̶  ̶ arremete Aarón con el ceño fruncido, Calipso aprieta los dientes
 
   ̶  ̶  ̶ ha, Azael, no le agradaría la idea, lo sabes   ̶  ̶  ̶ responde en un intento de excusa, los hemos, chistan la lengua
 
   ̶  ̶  ̶ ¿Ha, Azael o a ti?   ̶  ̶  ̶ alega Allan, Calipso alza las cejas, molesto
 
   ̶  ̶  ̶ no seas metido, niño   ̶  ̶  ̶ escupe Calipso antes de, salir de la estancia, Layla, eleva un poco sus labios
 
   ̶  ̶  ̶ el, la...
 
 
Calipso, abre la puerta de la habitación de, Azael, suelta el aire al ver a, esa chica, la mira con detenimiento. Observa cada movimiento tembloroso y torpe que hace, ve las terribles ojeras que pintan su rostro, su cabello para nada ordenado y sus ojos, fundidos en la confusión, dolor y desesperación, a veces, Gema, era tan predecible para Calipso.
 
   ̶  ̶  ̶ ¿Donde está?   ̶  ̶  ̶ pregunto ella en un hilo de voz, olvidando por completo que en el exterior tenía un urgente problema que atender
 
Calipso suspiro, debatiéndose, entró a la habitación, cerrando la puerta a sus espaldas, se sentó en una silla y tomó varias inhalaciones, calmándose.
 
 
   ̶  ̶  ̶ Gema, dime algo   ̶  ̶  ̶ murmuró algo ansioso, ella lo vio atenta con esos ojos cristalinos   ̶  ̶  ̶ ¿A qué estás dispuesta por salvar a, Azael?   ̶  ̶  ̶ preguntó, pasando saliva
 
   ̶  ̶  ̶ a todo lo que tenga a mi alcance
 
 
Respondió segura y nerviosa, algo, había pasado lo sabia, Gema sabia que todo estaba mal, muy mal.
 
   ̶  ̶  ̶ esto es lo que pasa...
 
Las horas habían pasado, nadie había dormido nada, el sueño se había hecho inexistente para todos, sus mentes solo estaban funcionando para una vacuna que podría ser la salvación o mismísima muerte para, Azael. Todos los séptimos estaban ofreciendo un gran asilo, pero, Gema, estaba dando más que eso, ella misma, estaba quitándose el privilegio de poder seguir teniendo una vida normal... o de tenerla en un futuro cercano, esa decisión fue algo que dejo desequilibrio a todos, pero nadie dijo nada. No la detuvieron, pero tampoco insistieron a que lo hiciera.
 
Gema, era todo un manojo de nervios, su mente era un caos, un desorden, ya llevaba más de una hora en la ducha, le dolía el cuerpo, estaba cansada tanto como mentalmente y físicamente, su vida era un desorden y ella odiaba tan solo la palabra, no sabía que hacer, sentía que en cualquier momento colapsaría, su cabeza era un agujero de debates, problemas, angustia, tenía una pesadez, malestar en la boca de su estomago causado por las fuertes emociones mezcladas, cerró la lleve de la ducha y salió de la estancia.
 
Se paró frente al espejo y dejó caer la toalla. Insatisfecha. Así se sentía en todos los sentidos, nunca había tenido problemas de autoestima, pero, ahora si, ahora, molestia empezaban a molestarla, se sentía hueca, se sentía carente de inteligencia, su aspecto no era el mejor, había bajado de peso, pero, ya lo había notado unos días antes, tocó las ojeras profundas que tenía y suspiro.
 
Necesitaba estar calmada, pero, ¿Como? ¿Como iba a tener calma con todo el peso que tenía en sus hombros? Ajena a los problemas del exterior y centrada en, Azael, se arregló, olvidando el problema de, los dos asesinatos de dos mujeres familiares de Viky, quien sabe en qué desastre se encontraba esa pobre chica.
 
Gema, tomo una inhalación profunda antes de entrar al cuarto, cuando, la puerta se abrió, miradas pesadas se posaron en ella, nadie dijo nada, era más que notable el desastre que llevaba Gema.
 
   ̶  ̶  ̶ siéntate aquí, primero, tenemos que ver que, tu sangre sea compatible con la de, Azael   ̶  ̶  ̶ indicó Layla, Gema, alzó la mirada hacia ella, pues, una vaga sombra de afán distinguí en la orden de la mayor
 
Gema, nerviosa, pasó saliva y caminó hacia una silla, rápidamente, pasó su mirada por toda la habitación, pero el, no estaba, se quedó sin aire al ver la cantidad de cosas que tenían, muchas agujas, sustancias, pero, dos resaltaban, una era de color verde apagado y la otra de un verde más encendido. Todos estaban ansiosos.
 
Calipso, paso saliva, inquieto, nunca había pensando en, una Gema de sangre séptima, quizás nunca lo llegó a pensar por qué, muy al fondo prefería que ella, tuviera sentimientos puros y reales.
 
Todos, se pusieron tensos, Layla, termino de colocarse unos guantes quirúrgicos, preparo la jeringa cogiendo la sustancia verdosa apagada, alzó su mirada, preguntando a Gema.
 
   ̶  ̶  ̶ ¿Estas segura? Esto, te cambiará la vida Gema, ya no podrás continuar como una ordinaria, aún, tienes la oportunidad de negarte, no estas obligada a hacerlo, podríamos buscar a otra persona, piénsalo, ¿Realmente quieres desperdiciar la oportunidad de seguir con una vida normal?   ̶  ̶  ̶ formulo Layla, seria, ocultando algo
 
   ̶  ̶  ̶ si   ̶  ̶  ̶ admitió Gema en un hilo de voz, sentía un terrible mareo y nauseas, ya llevaba unos días con malestares cosa que dejó pasar
 
Layla, tenso su mandíbula y después negó con la cabeza, dejando a todos confusos pues, ella siendo un siete, debería sentirse a gusto de, convertir a una persona ordinaria a séptima, pero si expresión era indescifrable.
 
Sin más rodeos, la aguja se introdujo en la piel de Gema. Ella abrió sus ojos a más no poder y Azael se tensaba cada vez más.

(Lo editare después, ya estamos en los últimos capítulos, gracias por el apoyo)

LA OBSESIÓN DE AZAELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora