Día 5. Manolo y Frederick

85 10 0
                                    



Auron y Luzu llevaban un buen tiempo saliendo juntos. Después de todo el drama de las elecciones, de la maldición y la reversión de dicha maldición, se dio la ocasión oportuna para poder confesarse sus sentimientos sin temor alguno. Se amaban, se lo demostraban casi a cada segundo, a la manera particular de cada uno, por ejemplo Auron solía regalarle chuletas a Luzu en vez de flores, pues sentía que era más original, por su parte el castaño, le demostraba su enorme afecto a Auron alejando a todas las mujeres u hombres que se atrevían a mirarle.

Como toda pareja bien consumada, llegaba el momento que ambos necesitaban un poco más que citas. Ya pasaban todo el día juntos, incluso cuando Auron daba una consulta en el hospital, Luzu se encontraba asistiéndole como auxiliar o le esperaba en la recepción para irse juntos a comer, sin embargo toda su aura acaramelada se apagaba cuando tenían que despedirse para que cada quien se fuera a su casa. Ambos tenían asuntos que atender en sus propias viviendas, así que no eran tan comunes las ocasiones que podían pasar las noches juntos, además se encontraban demasiado separados. Vegetta le había dicho a Auron que construir un túnel que atravesara medio Karmaland sólo para poder besar a Luzu, era ilegalísimo así que se había rendido con eso.

Ya estaban cansados de estar separados cada noche, sí se supone que ese era el momento con más pasión. Ambos se deseaban y tenían que conformarse con poco antes de despedirse. Aún cuando la situación era así, ninguno de los dos había tomado el gran paso, hasta que un día Auron lo hizo.

—Múdate conmigo Luzu — dijo Auron con neutralidad mientras miraba las nubes. Ambos se encontraban acostados en el pasto de una colina cercana al pueblo, observaban las nubes armoniosas del cielo azulado, hasta que Auron hizo esa pregunta que inevitablemente perturbó la tranquilidad de Luzu, quién se sentó de un sólo estirón mientras le miraba completamente sonrojado.

—¿Qué dices?—

—¿No es eso lo que las parejas hacen? —

—Pues sí pero ... no lo sé — Luzu se miró pensativo — Es un gran paso—

—El siguiente sería casarnos pero eso ya me parece demasiado gay —

Luzu se echó a reír mientras le dedicaba una mirada inquisidora. Auron sólo le respondió cerrando lo ojos y tomándole de la cintura para acercarlo a su cuerpo. Por inercia Luzu se acostó sobre el pecho del moreno. Pensó por un segundo lo agradable que le resultaría sentir esa calidez y ese aroma embriagante todos los días al despertar, sin duda sería maravilloso.

—Podríamos intentarlo —

Dicho y echo. Una semana después de esa sugerencia Luzu empacó sólo las cosas más esenciales, tomó a Manolo de la correa y ambos se montaron sobre Chocapic para ir a la casa del juez. Decidió que iría a vivir con Auron un mes para ver si las cosas resultaban bien, si era así, entonces le pediría a los dioses que le ayudarán a trasladar el resto de sus cofres para finalmente quedarse con Auron. Su querida Lanita se quedaría en la fortaleza, ella cuidaría del resto de los animales y si su mudanza se hacía efectiva, Lana y Mónica se irían a vivir ahí juntas.

No tardó en llegar a la construcción blanca que se hallaba escondida entre los árboles del eterno otoño. Debía admitir que era un lugar muy bello para vivir, quizá un poco pequeño y lejano, pero confortable. Su pareja le recibió con alegría, de hecho no demoró un segundo en hacerle pasar a la casa apenas se bajó del chocobo. Sólo tuvo tiempo suficiente para liberar a Manolo cuando ya se encontraban los dos en la habitación del moreno, llenándose mutuamente de besos y caricias.

Los primeros días fue difícil despegar a Auron de su cuerpo, aunque tampoco era algo que Luzu quisiera, se la pasaban día y noche el uno sobre el otro, no siempre haciendo guarradas pero al menos, la gran mayoría de las ocasiones . Después de una semana y media, lograron contenerse un poco y dejar la pasión para el anochecer. Poco a poco lograron estabilizar una rutina aceptable, así que la decisión de la mudanza definitiva no tardó en formularse como un sí. El día que Luzu fue a recoger las últimas cajas de su casa, encargó a Manolo con Auron mientras recogía los cofres faltantes. Vegetta y Willy le ayudaron a trasladar parte de sus cosas para que fuese mas sencillo.

Los tres amigos caminaban en dirección a la vivienda que ahora tendría el nombre de dos héroes en el buzón, conforme se iban acercando, comenzaron a escuchar las risas de Auron, los berridos de Manolo y el piar de Frederick. Se preguntaban qué estaba pasando, así que apresuraron el paso para averiguarlo.

Al llegar a la casa, Luzu se deleitó con la escena más adorable que había visto en su vida. Auron se encontraba jugando con Manolo y Frederick en el jardín, parecía una especie de "las traes" donde uno de ellos perseguía a los otros dos. Los pequeños animales parecían muy divertidos estando con Auron y el moreno no paraba de reírse.

—Oh pero Luzu, no nos dijiste que ya tenían hijos —dijo Willy mirando la escena

—Willy no seas tontito chico, si sólo con sus mascotas, abre los ojos tío—le regaño Vegetta mientras se acercaba a Willy para observar sus párpados.

Luzu se rió al escuchar a sus amigos. Observó nuevamente a Auron jugar con el cerdito y el pollo, se volvió a enternecer. No sabía si en un futuro, decidirían tener niños, pero por ahora, le parecía una excelente idea seguir entrenando con las mascotas, por ahora Auron, Manolo y Frederick eran su familia y moría de ganas por empezar su nueva vida con ellos.

Luzuplay Month BitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora