Faithfully [actbh #2]

Capítulo 10

Turn the lock and put my headphones on.

He always said he didn't get this song,

But I do, I do.

 

[...]

 

We tell stories and you don't know why

I'm coming off a little shy

But I do.

 

But you throw your head back laughing like a little kid

I think it's strange that you think I'm funny 'cause he never did.

 

I've been spending the last eight months

Thinking all love ever does

Is break, and burn, and end...

But on a Wednesday in a café...

I watched it begin again.

[ Begin again - Taylor Swift ]

Julia.

 

Contemplo el lienzo en blanco con una mueca frunciendo mis labios. Chasqueo las lenguas repetidas veces, doy golpecitos en mi pierna con el lápiz y me recojo mi abundante pelo en un moño en lo alto de la cabeza. Me revuelvo en la silla cinco o seis veces hasta que vuelvo a la posición inicial.

La sangre comienza a bullirme en las venas, mientras mi cuerpo es presa de la frustración. Las manos comienzan a temblarme ligeramente, como si me estuviesen intentando insuflar algo de energía a través de unos electrodos, y la vista se me comienza a emborronar. Mientras intento apartar de mis ojos esas densas telarañas que tejen sus redes sobre mi pupila, dándome un previo aviso de que el cansancio que me está acuciando pronto llegará a su punto álgido, suelto un gruñido de desesperación, cierro los ojos y me presiono los párpados cerrados con la base de las manos, en un infame intento por relajarme.

Sin embargo, cuanto más intento dejar la mente en un estado de tranquilidad máxima, me atacan con más rapidez esos escandalosamente molestos pinchazos en la nuca y las sienes.

-Aún nada, ¿no? – La voz de Will me llega lejana, como si estuviese distorsionada por una especie de plancha de cristal que nos separa.

Alzo la mirada y, con ojos enrojecidos y expresión infinitamente exhausta, asiento levemente. Vuelvo a incorporarme en la silla y me atrevo a echar un vistazo a mis compañeros de la academia de arte, incapaz de soportar el arrebato de curiosear cómo va su trabajo. Lo que, obviamente, supone un craso error. Mi ánimo no hace más que disminuir cuando observo, alicaída, cómo todos van, como mínimo, por la mitad del dibujo. Mi ánima se cubre de una espesa nube brumosa y negruzca y unas manos invisibles atenazan mi estómago con continuos vuelcos.

Soy la única de la clase que aún no ha sido capaz de exprimir ni una sola gota de todo el potencial e imaginación que, silenciosamente, se guarecen en los rincones de mi mente.

Al igual que el resto de personas, Will va muy avanzado con su dibujo y, sin duda alguna, es toda una obra maestra. Will es un gran pintor, puede que incluso mejor que yo, y, sin embargo, está decidido a dedicar su vida a la ingeniería química y no a la pintura. Al contrario que yo, Will plantea la pintura como un mero hobbie, algo con lo que despejar la mente y alejarla de las preocupaciones cotidianas. Lleva pintando casi desde que tiene uso de razón, al igual que yo, pero en ningún momento me ha llegado a mencionar sus deseos de dedicarse a ello profesionalmente.