Faithfully [actbh #2]

Spin off ACTBH - Capítulo 1

¡Holiii!
Bueno, como prometí, aquí tenéis el pequeño spin off de ACTBH y Faithfully. Al principio no estaba muy segura de publicarlo, porque yo creo que no lo va a leer nadie, pero como ahora tengo tiempo libre y me apetecía escribirlo, pues he decidido que de perdidos al río, y finalmente lo he publicado. Si alguna antigua lectora se anima a leerlo y se siente perdida, le recomiendo que se vuelva a leer el epílogo de "Faithfully", porque el spin off tendrá continuas referencias a su final. De momento lo único que necesitáis saber es que el spin off trata sobre Jane (la hija de Niall y Julia) y Jack (el hijo de Harry y Daisy), cuando son veinteañeros (Jane tiene 23 años y Jack tiene 26).

Al final del capítulo volveré a aparecer para decir un par de cosillas más. Pero por lo pronto, si sorprendentemente alguien está aquí y va a leer el capítulo... ¡espero que lo disfrutéis!

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                CAPÍTULO 1

Jane no recordaba el momento exacto en el que se dio cuenta de que odiaba a Jack Styles con cada fibra de su ser. Simplemente sabía que, después de tanto tiempo, esa aversión se había convertido en una parte inherente a su ser. Algo tan normal e internalizado como respirar, dormir o comer.

Al igual que sabía que ese odio era recíproco, y que probablemente lo sería durante el resto de sus vidas. Tampoco le importaba demasiado; era más fácil así.
Cada vez que echaba la vista hacia el pasado y recordaba todos los momentos que habían marcado aquel odio, había una serie de acontecimientos que habían sido determinantes para llenar hasta desbordar la oscura y turbia fuente de aquel sentimiento.

Uno de sus primeros recuerdos tenía casi veinte años, y estaba cada vez más desdibujado en el pozo de recuerdos de su mente. Después de tantos años, sus bordes comenzaban a desdibujarse, como si se tratase de un dibujo entintado que entra en contacto con una lágrima e, inevitablemente, comienza a desvanecerse poco a poco, con cada segundo que pasa. Sin embargo, el recuerdo permanecía lo suficientemente vívido como para seguir quemándole en el estómago: en él, Jane se veía a sí misma como una niña de cuatro años con dos coletas del color del fuego a cada lado de su cabeza. Recordaba el calor del sol ardiente de julio en la espalda, y la rugosidad de la arena bajo sus piernas rechonchas, sentada junto a un cubo y una pala. Y desde luego recordaba el crujido de la arena dentro de su boca cuando se había llevado la pequeña botella de zumo a los labios y había bebido.
Y, finalmente, recordaba a Jack frente a ella, un niño de siete años que reía con maldad, hasta que ella le había tirado la pala a la cabeza con suficiente fuerza como para dejarle un feo moratón en el ojo.

Sí, definitivamente ese podía marcar el momento que determinó aquella relación de odio que continuaría durante muchísimos años más.
Porque desde ese momento, las cosas no habían hecho más que ir a peor.

Cuando Jane tenía diez años y Jack trece, los padres de ambos, debido a aquella relación tan íntima que mantenían, habían pensado que sería una buena idea pasar un fin de semana juntos en una cabaña en la montaña, para tratar de limar las asperezas entre los dos niños. Pero, finalmente, aquellos dos días que prometían serenidad, paz y confraternidad habían terminado con Jane y Jack tirándose bolas de barro a la cabeza.

Después de ese momento, sus padres habían comprendido que, por mucho que les doliese, no había mucho que pudiesen hacer por tratar de mejorar la relación entre sus hijos, así que se dieron por vencidos en intentar un acercamiento entre ambos.

Y desde ese momento, ninguno de los encuentros entre Jack y Jane habían terminado bien. Ambos se odiaban mutuamente, y aquella animadversión no hizo más que crecer al tiempo que ellos lo hacían.
Y ninguno de los dos pensaba que eso fuese a cambiar nunca.