Faithfully [actbh #2]

Capítulo 75

Chest to chest

Nose to nose

Palm to palm

We were always just that close

Wrist to wrist

Toe to toe

Lips that felt just like the inside of a rose

So, how come when I reach out my finger

It feels like more than distance between us

In this California king bed

We're ten thousand miles apart

I've been California wishing on these stars

For your heart for me

My California king

Eye to eye

Cheek to cheek

Side by side

You were sleeping next to me

Arm in arm

Dusk to dawn

With the curtains drawn

And a little last night on these sheets

So, how come when I reach out my fingers

It seems like more than distance between us

In this California king bed

We're ten thousand miles apart

I've been California wishing on these stars

For your heart for me

My California king

[ California king bed - Rihanna ]

Julia.

En un primer momento, siento que, por nada del mundo, no voy a volver a ser capaz de mover ni un solo músculo del cuerpo, por mucho que lo intente o por mucho que trate de dar órdenes a mi cerebro de que actúe.

Aunque, bueno, más que en un primer momento, tengo la sensación de que pasan siglos sin que pueda despegar mi vista de ese papel que sujeto entre mis manos, sin que mi cerebro sea capaz de procesar otra acción que no sea releer una y otra vez las palabras que están estampadas en esa maldita fotocopia.

Unas palabras que, incluso en este momento, sé que van a estar grabadas en mi mente para siempre.

Efectivamente, durante ese "primer momento", o "siglos" (dependiendo de si lo ves desde la perspectiva de la realidad o de mi cabeza) siento como si me hubiesen bañado el cuerpo entero en cemento líquido que poco a poco se va secando y, por tanto, paralizando todas mis articulaciones.

Pero, cuando por fin pasa ese momento inicial de shock (porque, por muy dramático que parezca, es lo que siento), poco a poco mi cuerpo va deshaciéndose de ese entumecimiento, y con cada segundo que pasa siento que mi mente consigue desplazarse lentamente de nuevo hasta el mundo real, rehabilitando mis sentidos hasta el punto de que, por ejemplo, lo único que mis oídos son capaces de escuchar es el fiero y desenfrenado latido de mi corazón, que ahoga cualquier sonido al completo, como si me obligase a concentrarme única y exclusivamente en su doloroso palpitar.