Parecía que habían ido añadiendo tantas habitaciones que ahora la casa tenía varios pisos de altura y estaba tan torcida que parecía sostenerse en pie por arte de magia. Cuatro o cinco chimeneas coronaban el tejado. Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que decía «La Madriguera». En torno a la puerta principal había un revoltijo de botas de goma y un caldero muy oxidado. Varias gallinas gordas de color marrón picoteaban a sus anchas por el corral, sin duda es la mejor casa que he visto.
—No es gran cosa.
—Es una maravilla —repuso Harry
-Es fabuloso-dijo Lyra contemplando la casa, como si fuera lo mejor del mundo.
Salieron del coche.
—Ahora tenemos que subir las escaleras sin hacer el menor ruido —advirtió Fred—, y esperar a que mamá nos llame para el desayuno. Entonces tú, Ron, bajarás las escaleras dando saltos y diciendo: «¡Mamá, mira quienes an llegado esta noche!» Ella se pondrá muy contenta, y nadie tendrá que saber que hemos cogido el coche.
—Bien —dijo Ron—. Vamos, Harry, Lyra, yo duermo en el...
De repente, Ron se puso de un color verdoso y clavó los ojos en la casa. Los otros tres se dieron la vuelta.
La señora Weasley iba por el corral espantando a las gallinas, y para tratarse de una mujer pequeña, rojiza y de rostro bondadoso, era sorprendente lo que podía parecerse a un tigre de enormes colmillos.
—¡Ah! —musitó Fred.
—¡Dios mío! —exclamó George.
La señora Weasley se paró delante de ellos, con las manos en las caderas, y paseó la mirada de uno a otro. Llevaba un delantal estampado de cuyo bolsillo sobresalía una varita mágica.
—Así que... —dijo.
—Buenos días, mamá —saludó George, poniendo lo que él consideraba que era una voz alegre y encantadora.
—¿Tenéis idea de lo preocupada que he estado? —preguntó la señora Weasley en un tono aterrador.
—Perdona, mamá, pero es que, mira, teníamos que...
Aunque los tres hijos de la señora Weasley eran más altos que su madre,se amilanaron cuando descargó su ira sobre ellos.
—¡Las camas vacías! ¡Ni una nota! El coche no estaba..., podíais haber tenido un accidente... Creía que me volvía loca, pero no os importa, ¿verdad?... Nunca, en toda mi vida... Ya veréis cuando llegue a casa vuestro padre, un disgusto como éste nunca me lo dieron Bill, ni Charlie, ni Percy...
—Percy, el prefecto perfecto —murmuró Fred.
—¡PUES PODRÍAS SEGUIR SU EJEMPLO! —gritó la señora Weasley, dándole golpecitos en el pecho con el dedo—. Podríais haberos matado o podría haberos visto alguien, y vuestro padre haberse quedado sin trabajo por vuestra culpa...
Les pareció que la reprimenda duraba horas. La señora Weasley enronqueció de tanto gritar y luego se plantó delante de Harry, Lyra y Will, retrocedieron asustados, mas los dos últimos.
—Me alegro de verlos, Harry, Lyra, cielo —dijo miro a Will, a el no lo habían conocido aún.—. Oh hola cariño quien eres tu
-Lamento mis modales, es un placer conocerla, me llamo Will-dijo acercándose y besando la mano de la señora Weasley, muy formalmente
-Ay pero que encantador muchacho vengan, pasen a desayunar.-dijo sonriendo la señora Weasley mirando a Will, quien se gano malas miradas de los gemelos Weasley, pero a una Lyra orgullosa.
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Lyra Grindelwald y el Heredero de Slytherin [EDITANDO]
Fanfiction#2 Lyra va a empezar su segundo año, durante ese año van a pasar grandes aventuras, pelearán contra monstruos, contra las personas, hasta con la persona mas temida de estos tiempos Lord Voldemort. "Te engañas tu misma" "Por favor as que pare, ya no...