Harry no dejaría escapar la oportunidad de hablar con Myrtle, y afortunadamente se presentó, a media mañana, cuando Gilderoy Lockhart les conducía al aula de Historia de la Magia.
Lockhart, les había asegurado que todo el peligro ya había pasado, sólo para que se demostrara enseguida que estaba equivocado, estaba ahora plenamente convencido de que no valía la pena acompañar a los alumnos por los pasillos. No llevaba el pelo tan acicalado como de costumbre, y parecía como si hubiera estado levantado casi toda la noche.
—Recuerden mis palabras -dijo, doblando con ellos una esquina—: lo primero que dirán las bocas de esos pobres petrificados será: «Fue Hagrid.» Francamente, me asombra que la profesora McGonagall juzgue necesarias todas estas medidas de seguridad.
—Estoy de acuerdo, señor -dijo Harry, y a Ron se le cayeron los libros de la sorpresa.
—Gracias, Harry -dijo Lockhart cortésmente, mientras esperaban que acabara de pasar una larga hilera de alumnos de Hufflepuff—. Nosotros los profesores tenemos cosas mucho más importantes que hacer que acompañar a los alumnos por los pasillos y quedarnos de guardia toda la noche...
—Es verdad -dijo Ron, comprensivo—. ¿Por qué no nos deja aquí, señor? Sólo nos queda este pasillo.
—¿Sabes, Weasley? Creo que tienes razón -respondió Lockhart—. La verdad es que debería ir a preparar mi próxima clase.
Y salió apresuradamente.
—A preparar su próxima clase -dijo Ron con sorna—. A ondularse el cabello, más bien.
Dejaron que el resto de la clase pasara delante y corrieron hacia los aseos de Myrtle la Llorona. Pero cuando ya se felicitaban uno al otro por su brillante idea...
—¡Potter! ¡Weasley! ¿Qué estáis haciendo?
Era la profesora McGonagall, y tenía los labios más apretados que nunca.
—Estábamos... estábamos... -balbució Ron—. Íbamos a ver...
—A Hermione -dijo Harry. Tanto Ron como la profesora McGonagall lo miraron—. Hace mucho que no la vemos, profesora -continuó hablando deprisa y pisando a Ron en el pie—, y pretendíamos colarnos en la enfermería, ya sabe, y decirle que las mandrágoras ya están casi listas y, bueno, que no se preocupara.
La profesora McGonagall seguía mirándolo, y por un momento, Harry pensó que iba a estallar de furia, pero cuando habló lo hizo con una voz ronca, poco habitual en ella.
—Naturalmente -dijo, y Harry vio, sorprendido, que brillaba una lágrima en uno de sus ojos—. Naturalmente, comprendo que todo esto ha sido más duro para los amigos de los que están... Lo comprendo perfectamente. Sí, Potter, claro que pueden ver a la señorita Granger. Informaré al profesor Binns de dónde habéis ido. Decidle a la señora Pomfrey que les he dado permiso.
Antes de que se vayan la profesora volvió a hablar.
—¿Dónde esta la señorita Grindelwald?
—No lo sabemos, tal vez ya está en clase. -dijo Harry, aunque a Lyra le aburrieran y no prestara atención a las clases, ella no se las saltaba.
Harry y Ron se alejaron, al doblar la esquina, oyeron a la profesora McGonagall sonarse la nariz. No tenían otra opción que ir a la enfermería y decir a la señora Pomfrey que la profesora McGonagall les había dado permiso para visitar a Hermione.
La señora Pomfrey los dejó entrar, pero a regañadientes.
—No sirve de nada hablar a alguien petrificado -les dijo, y ellos, al sentarse al lado de Hermione, tuvieron que admitir que tenía razón. Era evidente que Hermione no tenía la más remota idea de que tenía visitas, y que lo mismo daría que lo de que no se preocupara se lo dijeran a la mesilla de noche.
ESTÁS LEYENDO
Lyra Grindelwald y el Heredero de Slytherin [EDITANDO]
Fanfiction#2 Lyra va a empezar su segundo año, durante ese año van a pasar grandes aventuras, pelearán contra monstruos, contra las personas, hasta con la persona mas temida de estos tiempos Lord Voldemort. "Te engañas tu misma" "Por favor as que pare, ya no...