Capitulo 19: El diario y... ¿Feliz San Valentín?

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Hermione pasó varias semanas en la enfermería, corrieron rumores sobre su desaparición cuando el resto del colegio regresó a Hogwarts, todos creyeron que la habían atacado. Eran tantos los alumnos que se daban una vuelta por la enfermería tratando de verla, la señora Pomfrey quitó las cortinas de su propia cama y las puso en la de Hermione para ahorrarle la vergüenza.

Lyra, Harry y Ron iban a visitarla todas las noches, cuando comenzó el nuevo trimestre, le llevaban cada día los deberes.

—Si a mí me hubieran salido bigotes de gato, aprovecharía para descansar -le dijo Ron una noche, dejando los libros en la mesita junto a la cama.

—No seas tonto, Ron, tengo que mantenerme al día -replicó Hermione rotundamente.—. ¿Tienen alguna pista nueva? -añadió en un susurro, para que la señora Pomfrey no pudiera oírla.

—Nada -dijo Harry con tristeza.

—Estaba tan convencido de que era Malfoy -dijo Ron por centésima vez.

—¿Qué es eso? -preguntó Lyra, señalando algo dorado que sobresalía debajo de la almohada de su amiga.

—Nada, una tarjeta para desearme que me ponga bien -dijo Hermione a toda prisa, intentando esconderla, pero Ron fue más rápido que ella, la sacó, la abrió y leyó en voz alta:

A la señorita Granger deseándole que se recupere muy pronto, de su

preocupado profesor Gilderoy Lockhart, Caballero de tercera clase de la

Orden de Merlín, Miembro Honorario de la Liga para la Defensa Contra las

Fuerzas Oscuras y cinco veces ganador del Premio a la Sonrisa más

Encantadora, otorgado por la revista «Corazón de Bruja».

Ron miró a Hermione con disgusto.

—¿Duermes con esto debajo de la almohada?- Pero Hermione no necesitó responder, porque la señora Pomfrey llegó con la medicina de la noche.

—No puede ser-dijo Lyra sobándose el puente de la nariz.

—¿A que Lockhart es el tío más pelota que has conocido en tu vida? —dijo Ron a Lyra y Harry al abandonar la enfermería y empezar a subir hacia la torre de Gryffindor. Snape les había mandado muchos deberes, pero para Lyra se iba a hacer mas fácil. Ron le estaba diciendo a Lyra cuántas colas de rata había que echar a una poción crecepelo, cuando llegó hasta sus oídos un arranque de cólera que provenía del piso superior.

—Es Filch -susurró Harry, y subieron deprisa las escaleras y se detuvieron a escuchar donde no podía verlos.

—Espero que no hayan atacado a nadie más -dijo Ron, alarmado, se quedaron inmóviles, con la cabeza inclinada hacia la voz de Filch, que parecía completamente histérico.

—... aun más trabajo para mí. ¡Fregar toda la noche, como si no tuviera otra cosa que hacer! No, ésta es la gota que colma el vaso, me voy a ver a Dumbledore.

Sus pasos se fueron distanciando, y oyeron un portazo a lo lejos, asomaron la cabeza por la esquina. Evidentemente, Filch se encontraban de nuevo en el punto en que habían atacado a la Señora Norris. Buscaron lo que había motivado los gritos de Filch. Un charco grande de agua cubría la mitad del corredor, y parecía que continuaba saliendo agua de debajo de la puerta de los aseos de Myrtle la Llorona. Ahora que los gritos de Filch habían acabado, podían oír los gemidos de Myrtle resonando a través de las paredes de los aseos.

—¿Qué le pasará ahora? -preguntó Ron.

—Vamos a ver -propuso Harry, y levantándose la túnica por encima de los tobillos, se metieron en el charco chapoteando, llegaron a la puerta que exhibía el letrero de «No funciona» y, como de costumbre no le hicieron caso y entraron.

Lyra Grindelwald y el Heredero de Slytherin [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora