Vulnerable

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Ya habían pasado varias semanas desde el pequeño incidente con Umbridge y pese a las insistencias de Maggie por contarle a mis padres lo que había pasado, tanto Harry como yo decidimos mantener el silencio.

El ejército de Dumbledore estaba más que creado, poco a poco íbamos creando un auténtico batallón de brujas y magos increíbles. A veces podía notar las miradas de Ginny sobre Harry, aunque lo que más me sorprendía era que él no se diera cuenta, aunque en ese momento cabe decir que Harry solo tenía ojos para Cho Chang.

-Bien- Harry alzó la voz con un leve intento de ser escuchado -Mañana nos encontraremos aquí de nuevo, ya falta muy poco chicos.

La sala se llenó de vitoreos y aplausos a mi hermano y a mi.

-Eh, pelirrojilla- Helena se acercó a mí con su característica sonrisa burlona.

-¿Ahora soy pelirrojilla? -Sonreí levemente algo cansada, la verdad es que ni yo sabía el por qué.

-Bueno, eres pelirroja como Gin, pero tu eres chiquitilla- Su forma de encogerse de hombros siempre es tan desinteresada que a veces me da la sensación de que Helena vive en una clase de runas antiguas permanente.

-¿Nos vamos?, no me apetece ver a Harry con...esa- Ginny estaba malhumorada, siempre que se hablaba de aquellas chicas (no exageremos, tampoco eran muchas) que querían algo de mi hermano, saltaba Ginny para sacar sus mil defectos en un segundo.

-Sí, yo iré a dar una vuelta, necesito despejar- Esperaba que mi tono de voz hubiese sido claro, sorpresa, no lo fue.

-¿Qué dices?- Maggie me miró enarcando una ceja, casi al igual que las otras tres.

-Ah- Carraspeé levemente para aclarar mi voz -Que necesito despejar y necesito estar sola.

-Mmmm de acuerdo- Ginny me miró con el ceño completamente fruncido, como si intentara leerme la mente para saber que es lo que me pasaba. Normalmente esto le salía bien, para ella era muy sencillo dar conmigo, con mi verdadero yo, aquella Max que se pasa la mayor parte del tiempo nerviosa, con miedo. Pero esta vez, no le sirvió.

-Bueno, ¡quien llegue la última a la sala común se queda sin chuches!- El grito de Helena pudo haberme sobresaltado de verdad, como de costumbre. En cambio esta vez fue muy distinto. Ginny y yo seguíamos manteniendo esa guerra de miradas, esperando a que una de las dos diese el paso. Sus ojos miel se habían vuelto más fríos por segundos, Gin odiaba la desconfianza, odiaba la mentira y de alguna forma u otra tanto ella como yo sabíamos que yo estaba ocultando algo, independientemente de cuan importante pudiera ser para nuestra amistad.

-¡No corras!, ¡vamos Gin!- Por suerte el tirón de Maggie a su brazo hizo que terminase nuestra estúpida batallita y acabaron por dejarme sola en mitad del pasillo.

La verdad es que ni yo misma sabía muy bien lo que iba a hacer o lo que quería hacer. En mi cabeza solo escuchaba las palabras de mi madre "Max, cuando se trata de amor, no hay ni buenos ni malos, solo personas que se quieren", pero por otro lado también estaba mi hermano y mi padre, quienes podrían jurar ser los que más odiaban a los Malfoy, bueno y a Snape, pero realmente a él le odiamos casi todos y aquí no pinta nada.

Mi cabeza solo divagaba constantemente mientras recorría sin rumbo alguno los pasillos del colegio hasta llegar a los jardines. Hacía frío, de hecho mucho, pero en ese momento me daba exactamente igual, solo me importaba aclarar mis ideas. Me senté en uno de los pequeños claros del bosque, esperando a que por arte de magia todo se arreglara o que la diosa fortuna imperase su voluntad frente a mi para así seguirla. Sin entender nada y entendiendo todo a la vez, solo podía llorar. Llorar de manera casi desconsolada, como si mi mundo fuese a cambiar de golpe por una persona.

¿Por qué tenía que ser todo tan difícil?, me planteaba incluso que todo esto fuese tan solo producto de mi cansada imaginación y que Draco ni siquiera pretendiese conmigo nada de lo que yo pensaba. Quizá solo quisiese aprovecharse de mi, a fin de cuentas soy una Potter.
De alguna manera u otra, pensar en esto solo me daba más ansiedad, el dolor de mi pecho parecía agudizarse y me dolía tragar saliva.

-Mira tú por donde...

-Esto si sería un buen premio

Las voces y las risas a mis espaldas pusieron todos mis sentidos en alerta, obligándome a levantarme de golpe.

-¿Aquí solita Potter?

-Cierra la boca Crabbe- Fruncí el ceño sin temblores mostrando esa valentía Gryffindor que según mi padre tanto caracteriza a los Potter.

-¿Y si fuéramos nosotros quienes te la cerráramos Potter?

-¡Immobulus!

Habría dado lo que fuera porque el conjuro de inmovilización consiguiera desensibilizarte también. Lo que fuera.

Lily y James a través de los tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora