Travesura realizada

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Había pasado un mes desde aquel encuentro con Draco en la enfermería. 

Desde ese día ya no nos hablábamos, a penas nos mirábamos por los pasillos y su gran altanería había desaparecido por completo así como mi interés por él era inexistente. Ya daba igual que no comiese nada en el gran comedor, no venía detrás para ofrecerme una de sus verdes manzanas, tampoco parecía realmente preocupado por lo que había pasado con Crabbe y Goyle, de hecho era como si su amistad con ellos se hubiera fortalecido de una manera increíble. 

Mis padres no sabían nada, de hecho nadie sabía nada excepto él y yo, además de los culpables de mi situación. Ginny era la única que parecía imaginarse algo de lo que ocurrió, pero ante sus mínimas sospechas decidí probar el hechizo obliviate con ella funcionando a la perfección, más aun teniendo en cuenta que antes le había pedido a todos que no me hicieran más preguntas del tema, simplemente quería olvidarlo y ya. 

Mi madre me había estado escribiendo preguntando por mi confuso amor hacia Draco Malfoy y supuse que se alegraría de saber que ya no siento nada y que dudaba de llegarlo a sentír en algún momento, a fin de cuentas, todo fue un mal entendido de sentimientos en esos tiempos. 

<<Jamás podría sentir algo por alguien como él. Es mezquino, arrogante y por si fuera poco su familia y posiblemente él se encarguen de asesinar a personas como nosotros mamá. Gracias a Merlín me pude dar cuenta de todo antes de que pasara nada, antes de que cayese en su oscura trampa probablemente ideada por Voldemort.

No aguanto verlo por los pasillos regodeándose de ser quién es, mirando al resto con superioridad puesto que a mí, ya ni me mira. No soporto escuchar su voz o su risa cuando cualquier chica del colegio hace algo que a él le parece gracioso. En definitiva mamá, no lo aguanto ni un segundo más cerca>>


Me habría encantado poder decir todo esto, porque seguramente me vería en menos problemas, pero la verdad es que desde aquellos besos en la enfermería, Draco y yo habíamos estado juntos día tras día. Siempre a escondidas, pero juntos. 

Nos veíamos en la torre de astronomía a altas horas de la noche, en los baños de prefectos por las mañanas y bajo las gradas de quidditch por las tardes. Durante las comidas me lanzaba aviones de papel fingiendo burlarse pero siempre habiéndome dibujado en el interior de esos aviones.
También nos encontrábamos en la biblioteca, en los últimos pasillos donde sabíamos que no iría nadie y a pesar de las miradas de Pince cada vez que me dirigía hacia allí, teníamos muy claro que nadie más sospechaba de nuestro idílico romance en secreto. 

Mis amigas a penas sospechaban algo, pensaban que simplemente necesitaba mi tiempo para curar mis propias heridas, aunque en este caso no era yo quien las curaba. Por supuesto sabían todo lo que había pasado, sabían lo que esos dos habían hecho y sabían que Malfoy les había dado su merecido. No me costó hacerles creer que Draco querría ser el único en hacerme tanto daño como ellos fueron capaces de hacer, como si yo fuera una meta personal suya y su único deseo fuera herirme con sus propias manos. Me dolía el decir esas cosas, a pesar de ser todo idea suya. Me quemaba por dentro hablar de él como si fuese un criminal, cuando posiblemente Draco fuese de las personas más sensibles ante el dolor humano que he conocido en mi vida.

Mi madre, como dije, me había escrito para saber mi situación con él, y por supuesto la carta fue totalmente distinta a lo que me hubiese gustado decir.

<<Jamás podría sentir algo tan grande como lo que siento por él. Es atento y protector, y no sabes lo que su padre le obliga a hacer, ni lo mal que lo pasa o la ansiedad que sufre con solo hablar del tema. Tengo claro que lo ayudaré como sea a salir de esa vida tan sombría y dura a la que ha estado sometido posiblemente desde que nació.

Obviamente eres la única que sabe esto mamá y no sabes lo duro que se me hace todo. No aguanto verlo por los pasillos mirándome con una dulzura completamente indescriptible, sin poder acercarme a corresponderle de la misma manera. No soporto escuchar su voz o su risa cuando paso por su lado, sabiendo que no puedo unirme a su risa. En definitiva mamá, no lo aguanto ni un segundo más lejos>>

-¿Qué haces preciosa?- Su voz en susurros era aún más bonita que su voz normal. Apartó el pelo de mi hombro para así apoyar su mentón en este y ver qué escribía -¿Para tu madre?

-Sí, ya sabes que es la única que sabe todo lo que está pasando.

-En algún momento lo sabrá todo el mundo mágico, porque en algún momento te arrebataré todo lo Potter que tienes imponiendo mi apellido tras tu nombre.

-¿Puedo tomármelo como una declaración de amor eterno?- Bromeé preparando la carta para que mi lechuza hiciera el trabajo duro.

-No puedes, debes- Rió apartándose para dejarme laborar tranquila.

-En ese caso no me dejas más opciones- Me quedé mirando a mi lechuza salir volando con mi carta, esperanzada de recibir palabras de aliento de mi madre.

-Todo irá bien, ¿de acuerdo? 

Sus palabras me sacaron de mi ensimismamiento y me giré para verlo de frente.

-Ten- Susurró tomando mi mano -Si vas a ser mi Malfoy, más vale que te acostumbres a llevar como mínimo uno de estos- Murmuró colocando un anillo suyo claramente menguado en uno de mis dedos.

-Draco, no era necesario- Sonreí admirando el anillo.

-Claro que lo es.

-Estamos complicándonos la vida de una manera increíble, ¿lo sabes verdad?

-Como dirías tú, travesura realizada.

Lily y James a través de los tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora