Familia Evans

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-No, no, no y rotundamente no Sirius- Sentía como me ardía la sangre por segundos y la sonrisa burlona de Sirius no me estaba favoreciendo en nada.

-¡Vamos pelirroja quiero saberlo!

-¡Eres un guarro Sirius Black!- James entró en la habitación con el ceño fruncido sin despegar sus castaños ojos de Sirius y de mí.

-¿Qué ocurre?

-Sirius quiere que le cuente mis experiencias sexuales contigo-Bufé guardando mis últimas pertenencias en el baúl.

-¡Sirius!

-¿Qué?, soy tu mejor amigo merezco saberlo- Sirius de veras mostraba auténtica tranquilidad, realmente debía pensar que su pregunta era de lo más normal de este mundo.

-Largo Canuto- James cerró mi baúl con cuidado para luego sentarse sobre él.

-¿Nervioso Potter?- Traté de reprimir una risa mientras me sentaba sobre sus piernas.

-¿Yo?, un Potter nunca está nervioso.

-Mis padres son geniales...Tuney es complicada- Susurré cerca de su oreja para besar suavemente su cuello.

-Lil's no hagas eso- James gruñó al terminar de hablar manteniendo su cuello levemente estirado.

-Anda vamos- Sonreí y deposité un suave y breve beso sobre sus labios antes de levantarme para luego coger la jaula de Salem, mi lechuza.

James bajó mi baúl junto al suyo con un simple hechizo y ambos nos despedimos de Sirius, Dorea y Charlus. Cabe decir que Sirius era el más "afectado" por no comentar su dramatismo.

Tomé la mano de James con suavidad y en menos que se dice <<Quidditch>> ya estábamos en frente a mi casa. No pude evitar sonreír al verla, independientemente de los malos momentos provocados por Petunia, esa siempre sería mí casa.

Miré a James de reojo, parecía nervioso aunque debía reconocer que nunca había visto nervioso a James Potter.

Llamé a la puerta sin soltar la mano de James, supuse que aunque mis padres ya sabían quién era él, sería más sencillo para todos que nos vieran de primeras así.

-¡Lily cielo!- Mi madre me arrebató del lado de James abrazándome con fuerza.

-¿Ya están aquí?- La voz de mi padre se escuchó perfectamente al igual que sus pasos.

-¡Tú debes de ser James!, encantado hijo, pasad vamos- Mi madre era tan dulce que a veces dudaba de que Petunia pudiese ser realmente hija suya.

-Encantado de conocerla señora Evans- James dejó escapar una de sus mejores sonrisas, una de esas que de verdad me encantaban.

-¡Papá!- Abracé a mi padre en cuanto lo vi, lo había echado tanto de menos.

-Estás más delgada Lil's, ¿acaso no te daban de comer en el colegio?- Mi padre apretó mis mejillas provocando que estas se pusieran rojas de vergüenza.

-¡Oh, Thomas!, ya sabes como es tu hija...seguramente se pasó más tiempo estudiando que ocupándose de su salud, ¿me equivoco?- Mi madre alzó una ceja tratando de reprimir una sonrisa. Para su desgracia, yo había heredado eso de ella.

-James se ocupó de que eso no fuera así...aun recuerdo cuando Pince te quiso echar por traerme comida- Miré a James y ambos reímos recordando aquel momento.

[Flashback]

-Me niego a que dejes de comer Lily- James acercó una servilleta casi a reventar de bollos de la comida.

Lily y James a través de los tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora