Destinados

35 - No te dejaré

Cuando abrió los ojos, sentí como si pudiera ver un nuevo amanecer.

Lo primero que hice fue ofrecerle agua, era obvio que tendria la garganta seca.

Se asustó al verme, incluso me llamo...ahí supe que algo no andaba bien, pero al menos ella recordaba mi nombre.

Ni si quiera pude evitar llorar.

¿Yo? ¿La forma de vida perfecta llorando? Probablemente me hubiera reído solo de imaginarlo.

Tener a Amy tan cerca de la muerte me había hecho sacar todas las emociones a flor de piel, todo parecía sentirse más intenso, podía notar cada pequeño movimiento que hacía Amy, podía olerla, escuchar el latido de su corazón con claridad, ver cada pequeño movimiento con más detalle... todos mis sentidos estaban enfocados en ella.

—Yo, umm, Todo está bien ¿Si? Por favor no llores.

Podía sentir su preocupación por mi, pero no tenía idea de cuánto recordaba realmente, así que ni si quiera pensé en negarlo está vez.

—Soy tu destinado.

Le dije y ella se vio sorprendida pero feliz. 

—Si.

Dijo sin negarlo y eso fue lo más aliviante que pude escuchar. Amy nunca sabría cómo esa simple afirmación evito que me derrumbara.

—¿Qué tanto... qué es lo último que recuerdas?

Pregunte y pude ver la confusión en su rostro, inclino la cabeza en un gesto tan suyo que ya me era muy fácil de reconocer.

—Uhh, estábamos en mi casa...—  frunció el ceño, como pensando bien lo que estaba diciendo—No estoy segura de que sea mi casa...

Y me levanté, era obvio que no recordaba todo y no quería arruinar nada, necesitaba ayuda medica.

—Puedes confiar en mi, llamaré al doctor para que te revise.

Le asegure solo por si había olvidado nuestra reconciliación. Eso me asustaba un poco pero no parecía reacia a hablarme.

Salí de la habitación y fui directo a la sala de enfermeros dónde un doctor estaba tomando café, solo tuvo que verme para dejar de forma apresurada su café y seguirme.

Al menos ya sabía que si salía de la habitación no era para jugar. 

Entramos y vio un poco sorprendido a Amy, comenzó a revisarla bajo mi supervisión y a hacerle preguntas de rutina.

Ella respondió la mayoría de cosas con facilidad, como habíamos sido noticia de prensa y todos estaban enterados de que eramos destinados, también le pregunto si me conocía y que tanto recordaba.

No podía quitarle la vista de encima, sentía que iba a desaparecer en cualquier momento u olvidarse de mi

—Parece ser que ha perdido algunos recuerdos de los últimos meses de su vida. Pero parece ser temporal, no se preocupe.

Soltó el doctor y procedió a explicarle en rasgos generales que había pasado y como había llegado al hospital.  Luego se acercó a explicarme en más detalle la situación.

—Parece estar un poco desorientada, pero está consciente de quién es y qué edad tiene, también lo reconoce a usted y no es agresiva lo que es genial. —hizo una pequeña pausa, casi dejándome absorber aquella información — Las personas que pierden la memoria usualmente son reacias a quedarse solas, le recomiendo que no se separe de ella y que alguien siempre la vigile. Quizá esté un poco ansiosa o nerviosa, puede llamar a uno de sus amigos para que vele por su sueño en caso de tener pesadillas.