65- Su mundo.

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La observe cuando dormía y cuando despertó y no deje de mirarla mientras hablaba con los demás.

Llore sin poder evitarlo y la seguí observando mientras preguntaba.

Apenas me di cuenta cuanto tiempo había pasado, parecía que hace apenas unos minutos me habían sacado por una falla en su corazón, tenía tanto miedo de dejar de verla y que le pasará algo.

Me di cuenta de que podía dejarle el cuidado de mis hijos a Knukles, si algo sabía hacer ese cabeza de chao era cuidar niños. Tarde supe de Ren, que estaba con los bebes haciendo de niñera también.

Ni si quiera había pensando en mi pequeño amigo, era un mal dueño. Tampoco me importaba la situación de afuera, me había ocupado lo suficiente cuando aún podía pensar en otra cosa que no fuera Amy.

Lo último que hablamos antes de que pasara todo fue un ataque de hormonas y la había dejado sola. Casi la perdí y lo último que hicimos fue pelear.

Eso me perseguiria durante mucho tiempo.

Lo único que me aliviaba era que la doctora me daba reportes cada hora, no sabía si era normal o me veía tan mal como me sentía. Podía leer los signos de Amy yo mismo pero era reconfortante que también me los dijera, no estaba alucinando, Amy estaba mejor.

Sally, Cream y Vainilla pasaban a verme de vez en cuando, incluso me preguntaron si comeria algo. Se llevaron a los bebés para comer y los trajeron. Sally me dijo que estaban inquietos y necesitaban atención.

Fue el único momento en que deje de mirar a Amy dormir, cuide de los bebés arruyandolos cómo aprendí, al menos Sally no comento nada sobre como los estaba cargando y alimentando.

Le debía mucho a la ardilla.

Revisaba constantemente los signos vitales de Amy, y de los bebés. La pequeña había nacido con los pulmones obstruidos y aunque la doctora dijera que ahora estaban bien no podía dejar de pensar en que dejaría de respirar en cualquier momento.

Eran tan frágiles.

El pequeño estaba bien, pero le costaba comer su alimento en biberón. Me preocupaba mucho y necesite pedirle ayuda a Vainilla para saber si la leche estaba a temperatura adecuada, si estaba comiendo lo suficiente, incluso la médica me aseguro de que era normal.

A pesar de haber estudiado tanto, parecía que muchos de los conocimientos no me servían. No podía tomar la temperatura de la leche sin usar un termómetro ya que apenas sentía la diferencia ya que no me molestaba. Así como también, a pesar de saber cómo sostener a un bebé y darle adecuadamente de comer no me sirvieron cuando el niño no quería su comida.

Cuando Amy finalmente abrió los ojos, sentí que mí alma volvió al cuerpo.

Casi me lance a decir una plegaria por el milagro, luego me sentí un poco estúpido pero no podía dejar de sentirlo como un milagro.

Sin embargo tuve que atosigarla con los nombres de nuestros hijos, me di cuenta lo mal padre que ya había empezado a ser cuando no tenía idea de que nombres quería elegir Amy. Ellos necesitaban buenos nombres.

El niño sería Shamy, me pareció muy hermoso que ella mezclara nuestros nombres, el pequeño era una mezcla de nosotros. Y cuando me dijo el nombre de la pequeña, solo podía pensar en que si María me observaba desde algún lugar donde quiera que descansará su alma, estaría feliz. Ella realmente estaría feliz por mi y por mi familia.

Había logrado todo lo que ella siempre quiso, una familia, descubrir el mundo y divertirme.

Cómo podía agradecerle a Amy todo lo que había hecho por mi, todo lo que estaba seguro que haría por mi. Por abrirme los ojos y dejarme ver qué el mundo podía ser tan hermoso.

Ahora cargaba con un peso enorme. Tenía una familia que cuidad, pero estaba tan feliz de tener ese peso. Nunca pensé que estaría tan feliz de tener responsabilidades. Ahora entendía porque Rouge había dejado GUN en su momento.

Apenas registre lo que dijeron los demás, en este momento en que Amy estaba despierta me concentre en verla, escucharla respirar y memorizar su rostro y apariencia. Ella estaba viva. Incluso había forzado a mis sentidos q escuchar su corazón latiendo, para notar la más mínima falla.

Mi mundo aún estaba completo. Me aseguraría de decirle a Amy cuanto la amaba cada día.

Así que cuando llegó el momento y ella pregunto que le había pasado. El pánico me lleno la garganta. Apenas podía explicarle.

¿Cómo podía? ¿Cómo podía hacerla entender la magnitud del miedo que había sentido? ¿El pánico y la sensación de que todo estaba terminando aunque yo siguiera respirando? ¿Qué una parte de mí corazón estaba siendo arrancada de forma violenta? ¿Que el oxígeno ya no me servía para respirar? Y a pesar de todo aún debía vivir para cuidar a mis hijos y tratar de darles una vida mejor que la mía.

Era mi perdición, mi salvación y mi familia.

El solo recordar como su corazón se detuvo me hacia imaginarme un mundo sin ella. Un mundo sin Amy, un mundo oscuro, donde estaba solo de nuevo, donde no importaba mucho lo que dijera, donde nunca podría volver a oler su esencia, escuchar su risa, ver el brillo en sus ojos...

─Pero no paso. No morí y ahora estoy bien. Estamos bien Shad, todos estamos bien. Y tu vas a cuidarnos.

Trato de calmarme. Lo logro durante un rato.

Dormí con ella por qué otra cosa sería imposible. Necesitaba sentir su piel contra la mía, escuchar cada aliento que me recordara que seguía aquí conmigo. Escuchar su corazón apoyando mis orejas fue algo que no espere disfrutar tanto, verla exhalar cada aliento fue mi obsesión.

Por su puesto no descuide a mis propios hijos. Había conseguido más ropa y suministros así que los cambiaba y limpiaba.

Nunca pensé que algo tan pequeño pudiera oler tan mal, pero sabía cómo funcionaba su sistema digestivo así que trate de soportarlo.

Me pase la noche viendo a Amy dormir y procurando que los bebés no dejarán de respirar. Al menos la doctora me había apoyado y Amy me dejaba hacer todo por ella.

DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora