Capítulo XX

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—¡Tierra! —Grito el tripulante desde lo alto del mástil cuando a lo lejos pudo divisar a Berk.

El cielo apenas se estaba aclarando ya que el sol había salido hace poco. La mayoría de los que estábamos a bordo del barco despertamos tras el anunció.

Fui con Chimuelo a la cubierta y poco tiempo después llegaron las chicas.

—¿Como crees que reaccionen cuando te vean? —Me pregunto Heather.

—Ahhh, posiblemente comiencen a protestarle cosas a mi padre —Respondí sin interés en el asunto, no me importaba lo que la gente de Berk pudiera opinar sobre mi ahora, yo ya no era de ese lugar.

—Yo digo que hay que incinerar a los que salgan con quejas —Agrego Camicazi con una expresión maliciosa, y a su espalda estaba Leina asintiendo moviendo la cabeza de arriba a abajo con una mirada llena de determinación.

Gracias a los Scaldarons que tiraban del barco llegamos relativamente rápido al puerto.

Los Berkianos que estaban en el puerto a esa hora estaban asombrados y muchos tenían expresiones que mostraban desconfianza. Seguramente no se esperaban ver a un barco tan grande, y como no sabían de donde provenía posiblemente pensaban que podríamos ser hostiles. Uno de los aldeanos corrió al pueblo seguramente para llamar a los demás.

Los primeros en desembarcar fueron mi padre seguido por los demás Berkianos, luego bajamos mi madre y yo seguidos por Heather, Leina, Camicazi y nuestros Dragones.

Cuando vieron a Chimuelo, Cizalladura y a Tormentula los Berkianos que no habian visitado mi aldea mostraron expresiones hostiles hacia ellos, parecía como si quisieran saltarles encima con sus armas y cortales sus cabezas, pero, gracias a mi padre y los Berkianos que si habían ido a mi isla la desconfianza de los demás se calmó un poco... Hasta hubo alguien que grito "Furia Nocturna" al ver a Chimuelo.

Mi padre junto con Bocón y Spitelout se reunieron con un grupo de Berkianos a los que les ordenaron llevar las provisiones que habíamos traído de la Aldea Dragon a los almacenes del pueblo. Eso debería ser comida suficiente como para tres meses y lo suficiente como para que Berk comience a recuperarse.

Por otro lado lo primero que hicieron las chicas, y también yo, fue acercanos a la orilla del muelle. Luego de unos pocos segundo los dos Scaldarons salieron del Mar y nos miraron impaciente mientras estendiamos nuestras manos hacia ellos para darles una flor, una flor llamada Oleander Azul, una flor que es un veneno letal para los dragones excepto para los Escaldarons a quienes les encanta comerlas.

Esta era una actividad que a las chicas le encantaba hacer, recuerdo que hubo una ocasión donde Camicazi, Leina, Kyala, Tryna y Nadja pasaron todo un día entero dándole flores a Scauldy y su compañero, lo que para mí fue un desastre pues en ese tiempo estaba experimentando con la flor para ver si tenía más usos además de envenenar a los dragones, pero, las chicas las gastaron todas.

Solté un suspiro pensando en aquello. Recuerdo que tuve que salir de la isla por varios días para buscar nuevas flores para seguir con mi investigación.

Mientras Camicazi, Heather y Leina alimentaban a los Scaldarons Patapez se nos acercó entusiasmado.

—¡Wow son Escaldarons! —Exclamo emocionado sosteniendo el libro de dragones—. Leí en el libro que son casi imposibles de entrenar y que le encantan las Oleanders azules ¿Como entrenaste a este par? —Pregunto mirando a Scauldy y su compañero.

Como entrenar a tu Dragón: Cambiando la Historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora