Las bandas empiezan a tocar después de las ocho.
Nos hemos pasado las horas hasta este momento hablando de tonterías, como la nueva obsesión que Kevin tiene con saber en qué posición se encuentra un asteroide en la carta astral de las personas, sea lo que sea que signifique eso.
Nadie ha hablado de la banda. Al parecer, hoy hemos venido solo como amigos a disfrutar de la música ajena. Siguiendo la corriente, no hago mención de ello y me dejo envolver por el ambiente cómodo que hemos creado entre risas, disparates, chupitos y más carcajadas.
Al fondo del lugar han armado el escenario, decorado con notas musicales de cartulina, un puñado de reflectores y un telón negro con estrellas diminutas de color plateado.
Nos acercamos a ver las presentaciones mientras reímos, comemos y bebemos. Ian, nuestro conductor designado, ha pedido un batido de frutas mientras que nosotros nos pasamos una bebida colorida que Kevin consiguió gratis en un puesto. La vendedora se lo intercambió por su número.
A Nez, eso no le gustó para nada. Y es tan malo disimulando que ni siquiera ahora, bebiendo el trago gratis, se le quita la mala cara. No entiendo qué pasa entre estos dos, pero supongo que todo estará bien mientras que nadie se acerque a coquetearle directamente a Kev en su cara.
Aunque, pensándolo bien, quizás sería interesante ver eso.
Jamás he visto a Nez celoso por alguien más que no fuera yo.
Algunas bandas son buenas, otras no tanto. Para nuestro tercer vaso de alcohol, todas nos parecen graciosas y extraordinarias.
Ian, a un costado, nos mira como si fuéramos su mayor decepción en la vida. Parece un papá, con su batido de naranja y la media rodaja que le decora el vaso, apoltronado contra una barra con mesas altas.
Nosotros, en cambio, estamos casi en el centro del público y bailamos con cada canción que suena, sea rápida o lenta, buena o mala, del género que sea.
—¡Ven a bailar, amargado! —le grita Kev, con Nez colgado de sus hombros. Mi mejor amigo intenta susurrarle algo al baterista, y este se aleja cada vez, riendo y sumamente sonrojado.
—No —responde Ian simplemente, y a Kevin le parece graciosísimo eso, así que lanza una carcajada.
El que peor está es Nez, quien apenas puede mantenerse de pie y va pasando de los brazos de Kevin a los míos, tambaleándose con cada paso que da. Por más que insistimos, se niega a quedarse un rato tranquilo con Ian. Argumenta que, si lo hace, se perderá toda la diversión y nos beberemos toda su cerveza.
—Pero si no estamos tomando cerveza —le dice Kevin con una risa.
A Nez le molesta de sobremanera que Kev se aleje otra vez de sus intentos por susurrarle, así que le toma el frente de la camiseta y lo pega a él. No lo piensa ni por un segundo antes de cortar el espacio entre ellos con un beso en los labios.
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Acordes para Lila
Teen FictionLista de preocupaciones de Lila Cruz: 1. Su banda está a punto de disolverse. 2. La relación que tiene con su mejor amiga no es la mejor de todas. 3. Acaba de caer en el patio de una desconocida y lleva ropa interior de gatitos. *** La vida de Lila...