Capítulo 30

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T/n: ¿Prometido?

Jacob: Prometido.

Sonreí de la ilusión y tomé el brazo de Jacob alegremente. Seguimos mirando el atardecer durante un rato. Las olas eran pequeñas pero constantes. Cerré los ojos y me concentré en el sonido. Los escasos rayos del sol me hacían caricias en la cara. 

Minutos después abrí los ojos y tomé una gran bocanada de aire. Miré a Jacob, quien tenía sus ojos puestos en mí. Aparta la mirada nervioso y sonríe de lado. Después Jacob saca apresuradamente su teléfono del bolsillo de su pantalón. Teclea unos cuantos números y llama a Hope quien atiende rápidamente la llamada. Cuando Jacob comienza a hablar, su voz se torna seria y concisa. 

Comienzan a hablar durante unos pocos minutos y luego cuelga el teléfono.

Jacob: Hope llegará en unos minutos. 

Se levanta de su sitio y toma mi mano, alentándome a seguirle. No entendía a donde me llevaba, pero no podía ser muy lejos. Ni Laurie ni Andrew nos dejaban salir del hotel bajo ninguna circunstancia que no fuera un incendio o inundación. Esto era debido a la cantidad de gente que podría hacerle daño a Jacob si lo reconocieran. También era por nuestra propia seguridad física y mental. Salir del edificio era peligroso. Estábamos en un país distinto del que no conocíamos absolutamente nada, podíamos perdernos o podría pasar algo incluso peor. Nosotros entendíamos sus preocupaciones con respecto a la maldad de la gente y estábamos conformes con lo que teníamos bajo techo.

El hotel era la estructura más grande que había visto en mi vida, incluso mucho más grande que la comisaría o el instituto, que eran dos de los edificios más grandes que había visto. Estaba todo completamente pintado de amarillo, excepto las partes exteriores que tenían tonalidades  blancas y azules. La entrada estaba llena de tiendas de suvenires y agencias de viajes estadounidenses más reconocidas tenían en la puerta folletos y personas intentando venderte los productos y experiencias que ofrecían. Luego se encontraba la gran recepción con sillones abullonados y blandos cojines que tenían diferentes dibujos. Todos se encontraban colocados uno al lado del otro formando un curioso dibujo que decoraba la pequeña sala de espera, parecida a la de los aeropuertos. Detrás de la recepción había un pasillo con habitaciones sencillas e individuales además de un par de baños y las escaleras que llevaban a un gran pasillo con miles de habitaciones tras las miles de puertas.

Cabe destacar que la planta de abajo solo poseía tres paredes, ya que la cuarta tenía como reemplazo las preciosas vistas a la playa, las piscinas, los chiringuitos, las tumbonas, los baños y los vestuarios. Como también al equipo de ocio, animación y de primeros auxilios.

Jacob y yo nos recorrimos todos los rincones secretos del hotel tomados de la mano. Después de un largo rato, Hope llamó a Jacob y volvimos a dirigirnos a esa cuarta pared inexistente. Caminamos bajo el caluroso sol de México a finales de otoño y nos movimos en dirección zigzagueante esquivando todas esas esterillas y toallas colocadas en el suelo hasta llegar a la pequeña playa al final del recorrido. 

Ahí se encontraba la chica de cabellos rubios mirando su teléfono concentrada, sin prestar mucha atención de lo que sucedía alrededor. Segundos después, levantó su mirada y sonrió animadamente al vernos llegar.

Hope: ¡Hola!

Jacob: Hola, Hope. Creo que tú y T/n no tuvisteis la oportunidad de conoceros bien. Hope, ella es T/n.

Hope: Encantada.

T/n: Hola. ¿Puedo llamarte Esperancita?

Hope: ¿Por qué?

T/n: No por nada.

Hope frunció el ceño confundida y asintió con la cabeza mientras silenciaba su teléfono.

Hold me // Jacob BarberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora