» EIGHTEEN

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Las miradas entre sí permanecían fijas, las palabras aprisionadas les formaban nudos en la garganta que difícilmente lograrían deshacer.

Wonpil apretó los labios, las palabras se proyectaban en su mente, pero dar la orden a su boca para decirlas le parecía la tarea más difícil del mundo.

«Perdóname por ser un idiota»

«No quise tratarte así, fui muy imbécil»

Wonpil apretó sus manos en puños, aún dentro de los bolsillos de su abrigo, se podía notar la acción. Estaba molesto, molesto por la situación, por no haber pensado antes de hacer lo que hizo, por haberte lastimado.

Tus ojos enrojecidos y la nariz mocosa debido al llanto eran el vivo recuerdo de lo patán que había sido y eso le partía el corazón.

En menos de veinticuatro horas había apagado la luz y la alegría que tanto te caracterizaba.

Recordó cuando te vio la noche anterior a través de su ventana, cómo preparabas tu atuendo para esta noche.

Como preparabas todo para encontrarte con él.

Porque ahora Wonpil sabía acerca de tus sentimientos, del regalo, de como aguardabas verlo presentarse en aquel Café y como añorabas que él y su grupo ganaran.

"No puedo esperar a verte"

Las palabras escritas en la pequeña carta que le diste antes vinieron a él como un flechazo, y eso solo lo hizo sentirse peor.

«Y yo quería verte a ti»

«Solo a ti»

Wonpil tenía una batalla mental, una batalla que se libraba ahora sin su permiso. Había ignorado muchas cosas por mucho tiempo, que ahora, al irlas descubriendo, lo abrumaban y le resultaba más difícil de procesarlas.

•••

Lo miraste más a detalle, notaste el nerviosismo en sus labios, sus ojos cargados de una mirada intranquila, desesperada.

Tu corazón latía con fuerza debido al coraje, por la forma tan cruel que te trató en el Café... pero también latía con tanta intensidad por la cercanía de ambos, porque con su presencia podía alterarte por completo.

Nunca lo habías tenido tan cerca durante tanto tiempo, y mucho menos nunca te había mirado con la intensidad con la que lo hacía ahora.

Maldeciste internamente.

Todo era como una mezcla agridulce. Estar enamorada de Wonpil dolía.

Y mucho.

Quisiste llorar, pero te aguantaste, no querías demostrarle tus sentimientos. Ya era demasiado bochornoso que te viera en tal estado, con los ojos y la nariz enrojecidos por el llanto que él mismo provocó.

Te tragaste las ganas de decirle «idiota», de golpearlo y de besarlo.

Sobre todo de besarlo.

Volviste a maldecir.

En ese momento deseabas no quererlo, querías que fuera un chico cualquiera al que fácilmente pudieras ignorar.

— Lo siento — dijo, con tono suplicante en la voz, con una mirada tan triste y llena de culpa que casi que hace aceptar sus disculpas.

Pero te mantuviste fuerte, necesitabas más. Un simple «Lo siento» no era suficiente.

Un silencio —entre ustedes, pues la ciudad seguía siendo tan ruidosa como de costumbre— se generó nuevamente. Mantuviste tu mirada en él, aguardando a que continuara pero no lo hizo.

«Al compositor, se le habían acabado las palabras» pensaste y casi ríes por lo absurdo que era aquello.

Una ventisca los golpeó y tu cuerpo se estremeció ante el aire frío de la noche. Tu atuendo no ayudaba mucho con ese clima, pero al menos tu furia retenida hacía que tu mente se mantuviera ocupada en otra cosa en lugar de cuanto frío hace.

— Lo siento — repitió él, dio un paso adelante y tú por instinto diste uno hacia atrás.

Guardar distancia era lo mejor en estos casos. Wonpil notó el rechazo inmediato y lo aceptó.

Respiró hondo, cerró los ojos unos momentos y entonces, cuando volvió a mirarte, Wonpil supo que por vez primera, le tocaba a él abrir su corazón.

THE GIFT » WONPIL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora