Antes de crepúsculo.

Capítulo 19.

Gracias a todos y todas por sus buenos deseos hacia mi y mi familia. Se los agradezco.

Espero les guste este capítulo, me divertí bastante escribiendolo, espero les pase lo mismo al leerlo.

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Tal vez no era la comida de Esme, pero esta hamburguesa grasosa estaba deliciosa. Por la forma en la que Charlie la mordía, pensaba igual que yo. 
Quería otra papita frita, la busqué con mi mano izquierda mientras que le daba otra mordida a mi comida ¡Bingo! había encontrado una, se sentía rara, pero mientras supiera deliciosa, no me importaba. La jalé y se resistió, volví a jalar.
-¡Hey! 
Miré molesta a Charlie, no se la iba a dar. Debía ser la última papita.
-Ese es mi dedo, Juls.
-¿Eh?
Me sonrojé y reí divertida al ver que tenía atrapado su dedo. 
-Dudo que sea delicioso.
-¡Lo siento! -Solté su mano- creí que era la última papita.
-No, ya me la comí.
-¡Eso es traición, tío Charlie! ¿No sabes que aún estoy en crecimiento? Me estoy quedando chaparrita.
-Una papa no hará la diferencia, Juls -me sonreía.
-Me has herido -llevé mi mano a mi pecho- aquí, aquí está la herida ¡Que alguien llame al 911! Mi corazón sangra ¿Qué es esa luz? Quiere que la siga. 
-Juls.
-No puedo morir aún. Soy demasiado joven, hermosa ¡Y virgen! Te amo Edward, pero te odio por esperar hasta el matrimonio. Adiós mundo cruel.
-Ok, ok, voy a pedir otra orden de papitas.
-Largo de aquí luz, mi belleza aún tiene que ser admirada -movía mi mano como espantando una mosca- Gracias tío Charlie, por no dejarme morir hoy.
-De todas formas iba a pedir más -se encogió de hombros.  
Lo miré ofendida y le tiré una papita de mi plato. Parpadeé mientras Charlie atrapaba la papita y se la comía. Miré mi plato y había un puño de papitas, estratégicamente escondidas por la envoltura de la hamburguesa. En ese momento recordé que había tomado un puño por si se acababan, mientras Charlie había estado distraído. Le sonreí inocentemente. 

-Entonces ¿Edward quiere esperar para casarse?
Charlie conducía rumbo a casa mirando fijamente la carretera. Ilusamente había creído que no tocaría ese tema. Yo y mi boca floja ¿No podía tener un filtro entre mi cerebro y mi boca? 
-Sí. Él planea esperar hasta que se case. 
-¿Y tú no estás de acuerdo?
¡NO! Claro que no.
-Respeto su decisión. 
Asintió. Se veía bastante incómodo con la plática. Disfruté del trayecto, porque no seguimos hablando del tema. Me dediqué a mirar las gotas de lluvia que daban por terminado el día soleado.

Al día siguiente corrí a abrazar a Edward. 
-Hola extraño.
-¿Nos vemos tampoco que ya se te olvidó mi nombre y mi voz?
Reí. No había día que no se quejara de lo poco que nos veíamos. También lo extrañaba, pero su familia lo necesitaba. 
-¿Has estado comiendo ositos, mi amor? Porque pareces uno después de invernar -besé su mejilla después de que gruño.
Negó antes de tomarme de la cintura y besarme hasta quitarme el aliento. Cuando llené de nuevo mis pulmones con aire, le devolví el beso.
Un claxon nos sacó de nuestro mundo. Solo alcancé a ver el auto de Emmett.
-¿Desde cuándo pasan por esta calle?
-Alice.
Asentí. No tenía respuesta, pero al mismo tiempo tenía sentido.
-Al parecer íbamos a llegar tarde -me condujo al auto y abrió mi puerta.
-Que extraño. Últimamente llego tarde a la escuela y a casa ¿Por qué será? 
-Tu culpa.
-Lo sé. Soy irresistible -subí al auto.
-Lo eres -dijo antes de cerrar la puerta.
Fruncí el ceño.
Condujo a la escuela sin música, sin acariciarme y en total silencio.
Algo iba mal.
-¿Qué pasa?
-¿Por qué llamaste cariño a Carlisle?
-¿Qué? ¿Es eso? ¿Enserio? -suspiré- Creí que Alice te había comentado de la reunión de ayer con comité estudiantil y me habías llamado. Estaba llegando a casa y solo conteste. Siempre me llamas tú, así que nunca espero la llamada de alguien más, solo la tuya. 
La pequeña sonrisa en su rostro calmó mis ansias. Tomó mi mano y la llevó a sus labios.
-Lo siento, pero no soporté escucharte llamarlo así.
-Solo fue un error y me disculpe en cuanto supe que no eras tu. Pobre de Carlisle, debió haber sido incómodo ¿No le dijiste nada, verdad?