No tengo el valor de hablar con Edward. Tampoco es que él sea muy sociable. Los dos nos pasamos toda la clase ignorándonos. En eso somos muy buenos. Yo finjo que su belleza no me deslumbra y él que yo existo. Sólo quedan veinte minutos de clase y seré libre. Llevo toda la clase dando suspiros de derrota, mi última y única opción es hablar con Carlisle. Al cual temo más que a Aro leyendo mi mano. En cuanto la clase acabó, salí casi corriendo. Llegué lo más rápido que pude a mi auto y me fui a casa. No quería toparme con nadie. Debía hacer un plan para hablar con Carlisle sin soltar nada, pero él era mi persona favorita de la familia; seguida de Esme. Una parte de mí quería contar lo que sé y prevenirlo. Evitarle todos los problemas posibles. La cena no fue la más elaborada el día de hoy. No tenía cabeza para nada y mi tarea había quedado en espera de mi regreso del hospital. Había mordido unas cuantas galletas saladas como comida, mi estómago no aguantaría más. Aún no decidía que hacer, pero mi meta era sólo decirle de la araña y ya. No más. Esperaba que mi boca floja siguiera el plan.
El hospital de Forks no era el más grande que había visto, pero en definitiva era más de lo que imaginaba. En cuanto entre me di cuenta de que su interior era mejor que su fachada algo descuidada. El inmueble era nuevo, debía ser cosa de Esme. Sonreí al pensar en la dulce y maternal señora Cullen.
Me dirigí a la estación de enfermeras y me llevaron con la encargada de los nuevos empleados. Ella me explicó mi trabajo, por el momento sería en la recepción. Tomando los datos de los que pasarían a consulta. La paga era buena, eso también debía de ser cosa de los Cullen. Si mal no recordaba tenían varias fundaciones y recolectaban dinero para hospitales. Aunque en realidad todo ese dinero lo daban ellos. Mi primer día comenzaría mañana, hoy sólo me quedaría a observa un rato, para saber cómo desempeñarme al día siguiente. Aunque era bastante sencillo. En cuanto acabé de observar y ayudar un poco a la que estaba en mi puesto. Camine al consultorio de Carlisle. Debía estar cerca de donde Bella había confrontado a Edward. No hizo falta encontrar su consultorio, Carlisle venía revisando unos papeles. Aclaré mi garganta y me detuve.
-Buenas tardes, doctor Cullen -traté de parecer lo más seria posible. No sería normal que me viera saltar de felicidad sólo por conocer a mi personaje favorito.
-Buenas tardes -me miro curioso. Algo me decía que él ya sabía quién era.
-Soy Juliet Swan. La sobrina del jefe Swan -el asintió como reconocimiento- vengo por parte de mi tío, él -dude como afrontar el tema.
Se escuchaban unas voces y varias enfermas venían hacia nosotros.
-Venga conmigo señorita Swan -dijo Carlisle y se encamino por donde vino.
Lo seguí sin pensarlo, no quería que empezaran a preguntarse todo Forks por qué la señora Cullen me había regalado algo sin conocerme.
-Pase, por favor -abrió la puerta de su consultorio.
Sentí la mirada de su secretaria mientras entraba.
-¿Necesitará algo doctor Cullen? -preguntó la secretaria tratando de hacer una voz sexy.
Me sentí enferma. Pobre Carlisle. Tener que soportar eso todos los días.
-Nada, gracias. -Dijo sin mirarla y cerrando después de entrar- Toma asiento -señalo una de las dos sillas frente a su escritorio.
Me senté sorprendida de lo elegante que era su consultorio. De verdad Esme tenía talento.
-De que quería hablar conmigo, señorita Swan.
Deje de mirar como boba su oficina y miré mis manos apenada. Había sido grosero de mi parte.
-Su esposa me regalo una lámpara y mi tío, cree que lo mejor es que no la acepte.
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Antes de crepúsculo.
FanfictionJuliet acabó en el mundo de crepúsculo. Intenta pasar desapercibida por los Cullen, pero cuando su personalidad llama su atención. No hay nada que pueda hacer, más que pretender que no le gustan los ojos dorados de Edward Cullen. ¿Podrá Edward no e...