Capitulo 15.

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Habían pasado dos semanas desde aquélla noche.
Daniel había decidido qué lo mejor era guardar distancia, Luis volvía mañana de su viaje de negocios, los cuales cada vez eran más seguidos, a veces tenía miedo qué me dejara plantada en el altar por un viaje de negocios, en estos últimos 3 días me había sentido mareada, cansada y casi siempre con náuseas.
Daniel vendría a ver a Maia hoy a pedido de mi hija, que lo extrañaba demasiado, Daniel y yo habíamos tomado la decisión de qué no pasarán tanto tiempo juntos ya qué pronto me casaría y Maia no podría pasar tanto tiempo con él, al principio Daniel había aceptado, pero Maia le lloró a Daniel para que no aceptara.

—Maia tenemos qué hablarte sobre algo importante.-Dije cuándo cenábamos.—con Daniel tomamos una decisión.

—¿Qué decisión?.-dijo mientras tomaba un poco de su ensalada.

-Daniel suspiro, indicándome qué yo le tendría qué decir.—Maia lo mejor será qué no veas a Daniel tan seguido.-En cuanto terminé Maia abrió los ojos cómo platos.

—pero... mamá, Daniel verdad qué tu no aceptaste esa decisión, Cecilia diga le a mi mamá qué es una mala decisión.-Suplicaba mi hija a su abuela con lágrimas en sus ojos, esa escena me rompía el corazón pero era lo mejor.

—Lo siento Maia no puedo hacer nada al respecto, si me disculpan los dejo para que se arreglen.-Dicho eso se levanto y salio por la puerta.

—Daniel, por favor no aceptes.

—lo siento princesa es lo mejor.-habló Daniel cómo si estuviese apunto de llorar.

—No quiero qué te vallas, no me quiero alejar de ti..-dijo abrazando a su papá mientras lloraba en su pecho.

—No lo hará Maia, voy a estar aquí, nos seguiremos viendo, te amo princesa.-le dijo mientras secaba sus lágrimas.

No pude evitar soltar unas lágrimas por la estúpida decisión qué tomé por el bien de mi hija, la había hecho sufrir por una estupidez mía, el timbre sonó y Maia bajo corriendo al abrir la puerta enseguida se tiro a los brazos de aquél hombre, a mi cuerpo llegaron unas inmensas náuseas, de repente mi vista se torno oscura y los ruidos se esfumaron.

Mi cuerpo se sentía tan pesado, quería abrir mis ojos pero no lo conseguía, cuando al fin lo pude hacer una luz me cegó haciendo qué los cerrará automáticamente, estaba en un hospital era tan predecible.

Sentí qué la puerta se abrió dejando ver a una joven con un traje blanco, supuse qué era una enfermera.

—disculpe, señorita me podría decir ¿por que estoy aquí?.-había tomado por sorpresa a la joven, lo pude notar al ver como dio un leve brinquito al momento de escuchar mi voz.

—¡señora Scarlett! A despertado, ¿como se siente?.-dijo acercándose a mi.

—bien, ¿me podría responder mi pregunta?, ¡por favor!

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Las Encontrare. [1.0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora