7:15.

3.0

Toqué en la puerta con el corazón latiendo rápidamente mientras esperaba a que alguien la abriera. Quinton me marcó para que viniera a su casa a hablar, ya que no lo había visto ni a él ni a Jaden desde hace más de una semana y ya solo nos quedaba un simple día de vacaciones antes de volver a comenzar la escuela.

De verdad esperaba que Jaden no estuviera aquí porque yo tenía muchas cosas que decirle a Quinton y a juzgar por como sonaba él en la llamada, parecía que él también tenía muchas cosas que decirme.

Solo he hablado con Jaden dos veces en la semana, y ambas veces fueron conversaciones por celular que terminaron demasiado rápido porque alguno de los dos se frustraba y colgaba el celular al otro.

Es solo que estaba siendo difícil para mí tener una conversación con él cuando yo sabía mas que él. Y quería hablar con él sobre lo que Chase me había dicho, pero ni siquiera sabía cómo se suponía que debía sacar el tema.

–¡Está abierto!– gritó alguien desde adentro, y yo solo encogí los hombros y abrí la puerta para pasar.

La casa entera estaba a oscuras excepto por el pequeño rayo de luz que venía de alguna ventana en la cocina, pero salvo eso, todo parecían grandes sombras de oscuridad que me costaba trabajo entender.

–Mhm, ¿hola?– llamé. Alguien sentado en el sofá apareció, y casi me da un paro cardiaco antes de darme cuenta y reconocer al idiota Quinton.

–Hola, Kate.– dijo, haciéndome una pequeña seña con la mano. Sus acciones lo hacían parecer entusiasmado pero su voz realmente me decía lo contrario, sonaba aburrido.

–Jesucrito, ¿Podrías por favor prender las luces?– pregunté, sentándome a su lado.

Quinton suspiró y se cruzó por el sofá para alcanzar el interruptor de una lámpara que se situaba en la mesita a su lado.

–¿Así está mejor?– preguntó Quinton con sarcasmo mientras le daba una calada a su cigarrillo.

–¿Estás fumando?– pregunté. Me quité los zapatos y me senté con las piernas cruzadas debajo de mí en el sofá, sintiéndome como en casa, cosa que ya era costumbre cuando estaba aquí.

–Si, ¿tienes un problema con eso?– soltó Quinton. Rodó los ojos antes de tomar una botella del suelo, que obviamente era de algún tipo de licor, y llevársela a los labios para darle un gran trago.

–¿Dónde está Jaden?– pregunté, dándome cuenta que probablemente debí de haber preguntado eso antes, en caso de que se le ocurriera salir de sorpresa de su habitación y encontrarme aquí conversando de lo mas normal con Quinton.

–Salió. Ya sabes, fuera.– respondió, como si yo debiera de saber a lo que se refería.

Me le quedé viendo medio en shock al no entender lo que "fuera" quería decir. Me sentí estúpida porque probablemente debería de saberlo, pero ahora mismo nada venía a mi mente. Aun estaba un poco confundida con el resto de esto, no tenía tiempo de regresar el tiempo y pensar en todos los posibles lugares en los que Jaden podía encontrarse.

–Él esta en su tumba.– dijo Quinton, llevándose el cigarrillo a los labios de nuevo. Sonaba algo amargo aun cuando hablaba de su hermana.

–Ah.– asentí medio perpleja.

–Sabes que él sigue amándola.– soltó Quinton, sonando casi como si fuera a reírse. En lugar de hacerlo, tosió algo falso dándose la vuelta al otro lado para cubrirse con el brazo.

–Quinton...– dudé un poco. Por mucho que yo amara a Jaden y entendiera su posición, en realidad no me gustaba escuchar que él seguía enamorado de su ex novia. Quería que Jaden me amara a mí, no a alguien que no tenía manera de amarlo de regreso.