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–¿Por qué estás caminando tan rápido?– me quejé, tratando de seguirle el paso a Jaden mientras él me arrastraba por el concurrido pasillo. Solo era la hora del almuerzo, y no podía entender por qué Jaden estaba tan impaciente para ir a comer.

–¿Preferirías si bajamos un poco la velocidad?– Jaden paró de caminar y se dio la vuelta, jalándome hacia él. Puso sus manos en mi cintura y me acercó a su cuerpo, inclinando su cabeza y conectando sus labios con los míos.

Sus labios eran suaves y calientes contra los míos, moviéndose lentamente y haciéndome sentir como si el tiempo se congelara a nuestro alrededor. De repente ya no estábamos en un pasillo concurrido, estábamos en nuestro pequeño mundo. Nuestras bocas se amoldaban perfectamente a la otra mientras sus manos se sentían por todo mi cuerpo. Era como si estuviéramos completamente solos, lejos de todos los demás. Cuando estaba con Jaden era capaz de escapar de todo, no tenía preocupaciones.

Me separé de Jaden, riendo suavemente mientras él alejaba un mechón de cabello de mis ojos. Presionó su frente contra la mía, su respiración aun pesada. Nos quedamos mirándonos el uno al otro por al menos un minuto, aun perdidos en nada más que el otro. Era gracioso, lo poderoso que era el efecto que nos teníamos mutuamente.

–Consíganse una habitación, ustedes dos.– Kio pasó a un lado, pegándole a Jaden en la parte trasera de su cabeza. Nos saludó con la mano mientras continuaba caminando por el pasillo, abriéndose el paso hacia la cafetería.

–No puedo creer que acabamos de hacer eso en público.– reí, dando un paso atrás.

–No fue tan malo.– Jaden encogió los hombros. Tomó mi mano entre la suya de nuevo, entrelazando y alejando nuestros dedos.

–Siento que todos estaban mirándonos.– mordí mi labio inferior, mirando al rededor del pasillo. No parecía que nadie nos mirara, cosa que consideraba algo bueno. Tal vez Jaden y yo en efecto estábamos en nuestro pequeño mundo y pasamos sin que nadie lo notara.

–Solo esperemos hasta más tarde esta noche.– Jaden me sonrió, moviendo sus cejas con diversión.

–¿Qué hay esta noche?– pregunté.

–Haremos alguna linda mierda romántica.– decidió Jaden, sin perder mi consentimiento. Claro que estaba totalmente bien con cualquier "mierda romántica" que Jaden quisiera hacer, solo estaba sorprendida que eligiera ser tan audaz y soltarlo de esta manera.

–¿Linda mierda romántica?– enarqué una ceja ante él.

–Si. Tú dijiste que tus padres no estarían en casa esta noche...– la voz de Jaden se fue debilitando, como si no quisiera terminar la frase.

–¿Qué insinuas?– pregunté. Aunque tenía una idea de lo que Jaden quería hacer esta noche, quería saber qué es lo que en realidad tenía planeado. Podíamos tener ideas totalmente diferentes.

–Ya sabes...– volvió a mover sus cejas, antes de que comenzara a sonrojarse y apartara su mirada de la mía, ahora mirando al suelo.

–¡Jaden! ¡Eres todo un niño!– jadeé, juguetonamente golpeando su brazo.

–¡Lo siento!– se rió, finalmente mirándome de regreso. –No tenemos que besarnos todo el tiempo, podemos acurrucarnos o algo.

–"O algo"– bromeé, haciendo comillas con mis dedos.

–Podemos ir a comprar comida mexicana.– sugirió Jaden. Él sabía que siempre podía ganarme con eso, la comida mexicana era probablemente la única cosa a la que no podía decirle que no.

7:15.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora