Capítulo 12: Realidad

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- Me gustaría que ese profesor falte todos los días.

Atla sonríe y besa a Loki en el cuello mientras el sigue llenando su cuerpo de besos sujetando los pechos de ella debajo de la camiseta.

- Me dijiste que solo venga a darte los buenos días.- Atla suelta un gemido al sentir como Loki pega su entrepierna en la de ella.
- ¿Y esto no son buenos?

Loki mira a los ojos a la chica que tiene sentada en la mesa de su celda, metido entre su piernas, le pone un mechón de pelo detrás de la oreja y sonríe malicioso. No es tan cómodo como en la habitación de la chica, pero eso no es algo que a ambos les interese demasiado.

- Debo irme ya.- Atla coge las manos de Loki y las saca fuera de su camiseta color rosa.- Mi siguiente clase comienza en una hora.
- Aún no.- Loki no deja que Atla se baje de la mesa y la besa con fuerza.
- Te prometo que en la noche podemos acabar con esto.- Suspira al sentir como el ojiverde restriega su entrepierna abultada en la de ella.
- Déjame sentirte un poco más y es casi obvio que terminaremos esta noche.

Después de casi media hora de besos, abrazos y más gemidos, Atla da un tierno beso a Loki y sale de la celda de cristal con una sonrisa en su labios. Es una ventaja que ahora todos los vengadores se encuentren en una misión en Noruega, excepto Peter, que debe estar a esas horas en la universidad. Necesita hablar con él.

Loki observa a la joven irse lentamente. Sonríe al ver que ya se encuentra solo y se muerde un labio. Atla es una chica espectacular, no puede evitar sentirse bien cuando está con ella, incluso sin este nuevo tipo de Sexo que tienen, donde solo se dedican a restregarse y tocarse, desde la otra noche que pasó lo de su habitación, le encanta su compañía.

Se da cuenta que la joven ha olvidado su chalina negra en su mesa y se acerca para cogerla. Admite que esto que siente cuando está al lado de la joven en el aspecto morboso, es aún raro para él. Se sienta en su pequeña cama con la chalina de la joven en manos y comienza a recordar. Sí, lo que siento al tocar a Atla y cuando ella lo toca, es distinto. En Asrgard, cuando deseaba satisfacer su deseos carnales y llamaba a un dama de compañía, ella hacía casi todo el trabajo, no las toca casi nada, solo se encargan de penetrar y listo. Sin embargo, Atla le ha demostrado que no hay necesidad de copular para sentir excitación al máximo, pero desea más, necesita más.

- Te veo pensativo

Loki ve caminar a su hermano hasta estar casi a un metro del cristal que separa la celda del cuarto. Está lleno de barro y con su ropa de combate. Vaya que el enfrentamiento fue algo rápido.

- No creí que pensar estaba prohibido en este lugar.- Responde sarcástico mientras trata de esconder la chalina de Atla debajo de sus almohadas.
- No lo es. Solo que no es normal en ti, ni que estés bien cambiado. No te ves tan mal como antes.
- Si eso fue un halago, pues gracias.
- Stark me ha dicho que no has tratado de causar problemas estos días y... siento no haber venido.
- Créeme, no he notado tu ausencia, hermano.
- ¿Y eso a qué se debe?
- Te parece que voy a gastar tiempo pensando en ti, en padre... ¿En Stark?
- Ahora que lo dices, Stark me ha comentado que si sigues así, tú retención en Midgard podría acabar pronto.
- Y luego ¿Qué? Volveré a Asgard, un lugar donde todos me temen, donde todos me odian.
- Quieran o no, eres el príncipe de Asgard, y no pueden hacer nada contra eso.
- ¿Y tú deseas que yo vuelva a Asgard? ¿Padre lo desea?
- Loki...
- Para qué entonces ¿Para estar encerrado?
- Lo que me dices no tiene sentido, aquí estás encerrado y solo.
- Por supuesto que no.
- ¿Qué?

Loki se calla en seco. Se da cuenta de lo que estaba a punto de decir y cierra lo ojo lentamente para abrirlos después de golpe. Camina en círculos por la habitación y sonríe:

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