Capítulo 14: Desconocidos

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- Atla Stark, ¡abre la puerta inmediatamente!

Atla se levanta de un salto y se da cuenta que está sola en su habitación. Su ropa está en ella como si no hubiese pasado nada. Cree haber escuchado la voz de su padre ¡Vaya sueño!

- ¡Atla!

No. No es un sueño. Se levanta rápidamente y corre a ponerse la bata con la que siempre anda. Mira la hora en su reloj de pared y ve que son apenas las 8 de la mañana.

- No puede ser.

Atla se mira las muñecas casi horrizada, están tan azules y verdes que pareciera que fueran heridas abiertas y lo que refleja el espejo no la ayuda: sus hombros, su cuello y parte de su clavícula tiene marcas de moridadas muy notorias en su piel blanca. "Loki".

- Atla Stark, abre ahora mismo y me tienes que dar una explicación.

¿Qué? ¿Una explicación? No puede ser. Atla se peina el cabellos con los dedos nerviosa. ¿Su padre se puede haber enterado de su encuentros con Loki? ¿Cuánto sabe? Decide tratar de calamarse y se pone una polera azul junto con una chalina blanca que le cubre lo suficiente, camina hacia la puerta y abre:

- ¿Papá?

El rostro de su padre es muy serio. Entra lentamente con las manos en sus caderas y la mira.

- ¿Qué tienes que decirme? ¿Por qué demonios no abres la puerta a penas te llamo?

Tony voltea y observa la cama de su hija. Atla se percata del gesto de su padre y mira a la misma dirección:

- ¿Eso es sangre?

No, no, no. Cómo pudo olvidar ese detalle. Respira y comienza a hablar:

- ¿El gran Tony Stark no sabe lo que es el periodo?
- ¿Cómo dices? Claro que lo sé.
- Entonces... Es obvio ¿No crees?- pregunta con un tono obvio.
- Odio cuando te comportas como yo.
- Lo siento, papá. Me demoré en abrir porque estaba en el baño y estaba con los audífonos. De verdad lo siento.- Miente, pero suena convincente.
- Eso no quita el hecho que debes una explicación.
- ¿Sobre qué?
- Atla, déjate de bromas.
- ¿Qué?
- ¿Por qué no me dijiste que Parker no te cuidó esa noche que salieron?
- Ay, papá ¿Tanto escándalo por haber vuelto sola a casa?
- ¿Cómo que sola? ¿Volviste sola en estado de ebriedad?
- ¿Quién te dijo eso?
- A ver, estaba planeando una grande cena el día de hoy, así que quiero que estes aquí en la casa bien arreglada y peinada a las 8 en punto se la noche ¿Quedó claro? Bien, pero me sorprende escuchar decir a Natasha que ahora que te dejé beber, podrás quedarte más tiempo en la cena y que yo sepa... Nunca te he dejado beber. Pero resulta curioso que ella te haya visto subir las escaleras y llegar a la casa dando un paso adelante y tres atrás, cosa que me enfada al ver que en ese momento me tomaste la cara de... estúpido.
- Tampoco lo prohibiste.
- ¿Entonces es verdad?
- Pero papá, era una fiesta. Peter no me obligó ni nada, fue por mi cuenta.
- ¿Y si te pasaba algo?
- Pero no pasó.
- La cuestión no es si pasó o no, si no si sí.
- Papá, soy consciente de lo que hago. Sé que no debí arriesgarme, pero es el primer año en mi vida que me siento cómoda, sin miedo, sin temor de hacer lo que siempre tuve en mente y sabes la razón por la cual no podía hacerlo antes. Trataré de que no vuelva a suceder, pero no culpes a Peter por esto, lo vi muy feliz con una chica que ahora es su novia y no quise molestarlo, sé que debí haber llamado, pero no pensé bien en ese instante. Lo siento.

El gesto de su padre reduce notoriamente. Pero es cierto, antes de venir a vivir con él, tenía que ponerse muchos límites, por no decir que no tuvo libertad gran parte de su vida. Hay cosas que desea contarle, pero...

- Lo siento. Solo que me asusta no tener el control a veces.
- No te preocupes, papá.
- Solo quiero ser un buen padre, con Pepper trabajando fuera y viniendo los fines de semana... Siento que puedo fallarte.
- Papá. Esto sigue siendo nuevo para ambos, pero lo lograremos. No sabía que eras tan dramático.
- No lo soy. Soy perfecto.- Abraza a su hija y sonríe.- A desayunar.
- Deja que me ponga un pantalón. No creas que saldré en short.
- ¿Crees que te dejaría?

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