Capítulo 29: Nueva vida

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Atla se levanta al escuchar su alarma sonar. Sale con delicadeza de su cama mientras trata de desperesarce y se dirige al baño.

Habían pasado ocho años. Ocho años desde su intento de boda fallida con Thor. Aún recordaba el momento que se encontraba en el altar y Thor la rechazó.

Resultó que en los últimos días, esos días antes de su boda, Thor no pudo levantar su martillo como de costumbre. Y es que con sus últimos actos, apoyando la soberbia y avaricia de su padre, hizo que el ahora rey de Asgard deje de ser considerado digno. Ahora ¿Rey de Asgard? Pues sí, ese mismo día fue coronado como Rey al desenmascarar a su padre delante de todo el pueblo y explicar su plan de ambición al querer utilizar a Atla como una más de sus armas para la guerra. Odín fue removido de su cargo y castigado al exilio por su gran ambición.

Logró convertirse en un gran rey y hasta ahora es considerado como uno de los mejores. A su mando, dirigió a su gran ejército y al de los otros mundos, ayudado por los Vengadores, logrando derrotar a Thanos e impidiendo que se acercara a buscar a la chica. La vida de Thor brillaba y Atla esta segura que sería así por mucho tiempo.

Por su parte, las cosas para ellas no fueron sencillas. A penas se canceló la boda, abrazó a Thor llorando de felicidad y junto con los Vengadores, a excepción de su padre, salió a buscar a Loki por todo el palacio. Su corazón se paralizó al leer la nota de despedida que le dejó a Steve y corrió hacia el bifrost, sin éxito.

Su vida fue muy distinta desde ese día. Entró en una gran depresión que le hizo perder la beca de la universidad, haciendo que Tony tenga que pagarla. La relación con su padre se enfrío demasiado, al punto de no dirigirle la palabra por más de 5 meses y cuando lo volvió a hacer, utilizaba un tono tan frío que hacía que Tony se sienta miserable con él mismo. Solo salía de su cuarto para continuar con sus estudios. No deseaba ver ni escuchar a nadie. Todas las noches hacía lo posible por buscar a Loki utilizando sus poderes, pero fue en vano. Loki estaba ocultándose con sus propios dones.

Para tratar de dejar de lado su dolor, se metió en todos los horarios que pudo y logró recuperarse poco a poco, terminado la carrera con dos años de anticipación.

- El desayuno está listo.

Atla acomoda su ropa blanca, característica del hospital donde trabaja y voltea al escuchar la voz de T'Challa a sus espaldas. Sonríe.

- Ahora bajo.

T'Challa le devuelve la sonrisa y sale de su habitación. Y es que hace ya dos años vivía en una pequeña habitación del palacio real de Wankanda, gracias a la influenza de Steve.

Tony enloqueció al escuchar como Atla pensaba enlistarse al frente como doctora de guerra, e irse a Siria, donde los enfrentamientos militares eran pan de cada día, pero T'Challa la visitó al día siguiente ante pedido de Steve, convenciéndola de ir a su tierra y trabajar ahí. Ella aceptó sin dudarlo y al día siguiente, se fue. Necesitaba un cambio en su vida.

El primer año no volvió ni una sola vez al cuartel y mucho menos se comunicó con Tony, solo con Pepper, que ponía al tanto de todo lo que le pasaba a los demás. Gracias a Dios su madrastra perdonó a su padre y volvió a casa en solo dos semanas y media de lo acontecido.

Su vida comenzó a tomar sentido poco a poco y es que a penas a sus 28 años de edad, era tan millonaria como su padre. Atla Stark era la doctora más reconocida en todo el país y el mundo. Muchas personas morían y se desesperaban por ser atendidos por la doctora de "manos milagrosas". Trabajaba en tres hospitales, uno era el de Wakanda, otro era en Nueva York y otro en un país muy lejano del que estaba; le resultaba fácil teletransportarse con un extraño reloj último modelo que le dio la hermana de T'Challa, con la cual se llevaba muy bien. Y no solo eso, muchos personas de otros países se contactaban con ella para que vaya a verlos, haciendo que se teletrasportase por cualquier lado del mundo. Su rutina la sacó poco a poco de su tristeza, pero de vez en cuando, esta volvía.

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