"Esta historia va para el personaje real que acompaña mi vida, quien pasó a ser uno ficticio."
***
17 años antes:
Se dice que la lluvia es un lamento del cielo, y viendo la gran cantidad de gotitas que caían en picada desde lo más alto, parecía que el cielo tenía demasiado que lamentar.
—Qué asco de clima.
Daniel observó, con casi nulo interés, a su compañero, quien no paraba de hacer muecas por las gotas de agua que caían sobre él sin detenerse ni por un instante, mojando todo su cuerpo.
—Qué asco de clima. — repitió el rubio, o más conocido como Dylan Frellien. —Odio la lluvia, me empapa la ropa.
El pelirrojo, cuyo rostro se mantenía solemne y distante, como una pintura gris que iba muy a juego en esos momentos con el paisaje, cubrió con su chaqueta a la niña que llevaba en brazos; una pequeña que no rebasaba los dos años, iba dormida y su vestimenta estaba manchada de sangre que no era suya.
—Ella nos odiará si no nos damos prisa. — dijo una vez que la niña quedó protegida de la lluvia.
—No entiendo porque tenemos que hacer su trabajo sucio. — protestó Dylan con cara de pocos amigos.
Daniel no le prestó mucha atención a su comentario y aceleró el paso, Dylan no tuvo más remedio que imitarlo. Caminaron en silencio unas cuadras, Dylan maldijo por lo bajo cuando una patrulla pasó a su lado en una avenida y siguió maldiciendo hasta que llegaron a un lujoso hotel de cinco estrellas.
El edificio tenía varios pisos de altura, las paredes gruesas estaban pintadas de blanco, y las letras con el nombre de "Port Royale" resaltaban hasta arriba en un color carmín, muy similar al de la sangre fresca.
Quizá pareciera normal que dos tipos entraran a un hotel con una pequeña dormida, pero si esos dos tipos eran los matones favoritos de la líder de uno de los cárteles más poderosos de Melien y la niña que llevaban era uno de sus tantos encargos, las cosas comenzaban a alejarse de la normalidad.
Cuando entraron, la recepcionista; una mujer delgada, con unos profundos ojos negros, un cabello dorado, apretado en una coleta, y un chicle de fresa metido en la boca, les regaló una sonrisa cómplice. Los dos compañeros la ignoraron y se apresuraron a entrar en el elevador, ella los siguió con una mirada felina, como si estuviera dispuesta a cazarlos.
— Esa tipa sigue causándome escalofríos. — Dylan se llevó una mano al corazón, sintiendo los latidos acelerados que retumbaban en su pecho sin hacer eco. — Si sigue así va a empezar a aparecer en mis pesadillas.
Daniel arqueó una ceja, molestándose apenas en sonar un poco preocupado.
—¿Apoco tienes?
—Antes casi no, pero últimamente hay algo que se ha vuelto a despertar en mí... — Dylan tragó saliva con dificultad. —He vuelto a tener pesadillas y cada vez son más reales.
Daniel lo pensó, su amigo tenía el don de obtener energía por medio de los sueños y si había comenzado a tener pesadillas era un problema. Más para Dylan que para él, pero aun así, tal vez debería de comenzar a prestarle mayor atención para evitarse problemas futuros.
—Alguien o algo ha de estar causando eso... — agregó finalmente.
—No creo. — Dylan hizo un ademán restándole importancia al asunto. — Puede que solo sean producto de todas esas películas baratas de terror que he visto en los últimos días, realmente son escalofriantes.
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Nevor
RandomEn un mundo casi igual al nuestro la delincuencia está por doquier, los cárteles dominan los nueve continentes y se deleitan con el poder y el caos que generan. Melien es una isla, cede de la delincuencia en el mundo y madre de los dotados, personas...