Capítulo 2: Jesilet Torn

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Capítulo 2: Jesilet Torn.



Por supuesto, para tener a Jesilet Torn no podía simplemente salir en un caballo y tomar a la pequeña como si fuera comida para llevar del orfanato en donde sabía que estaría. Bueno, podía, pero intentaría un camino más romántico y menos como el estilo de un secuestrador.

Primero tenía que hacer que el encuentro se viera de manera accidental, quizás fingir tener interés en los pobres y visitar los barrios bajos en pro de una obra caritativa. Ah, pero si así lo hiciera tendría que seguir tomando ese papel y hacer visitas regulares a esos lugares. Si solo fuera una vez o un par de veces y después me detuviera seria vista como si en realidad solo hubiera usado la precaria situación del pueblo en mi beneficio para después, como todos los nobles hipócritas, abandonarlos a su suerte.

Técnicamente lo estaba haciendo, pero ellos no debían saberlo.

Aunque si lo consideraba bien toda la situación podría ser a mi favor. Visitar a los pobres con una obra caritativa cada mes, además de uno que otro buen proyecto a largo plazo, eso me daría la buena imagen que necesito para ocultar mi verdadera fachada. Podría ser la próxima reina santa, pensé con burla.

Y el punto más importante de todo, Jesilet Torn. Ella siempre fue una buena chica por naturaleza. Para nada egoísta, terca y siempre amante del pueblo. Ese tipo de persona no solo se vería en deuda conmigo por sacarla de las calles y darle un hogar y educación, sino que al seguir ayudando a su 'gente' me vería como alguien de confianza a la que siempre acudir y pedir consejo.

Ganar-ganar.

"Muy bien" dije mientras servía el té de mi padre y le sonreía a las criadas que me dieron la espalda en el momento justo "Es hora de empezar el día" sonreí revolviendo el líquido caliente, mezclando los otros ingredientes divertidos dentro. Ya había iniciado mi plan para traer de regreso la agradable convivencia que llegue a desarrollar con mi padre en mi anterior vida.

Cuando lleve la bebida a la habitación de mi padre con la ayuda de una confiable criada, el hombre dentro nos recibió con una mirada desenfocada pero aun con una sonrisa. El marques aún se recuperaba de la primera dosis que le proporcione hace solo dos días. Era un tratamiento de inicio fuerte, desequilibraría los sentidos y en el mejor de los casos la capacidad de pensar coherentemente. Difícil, pero era un sacrificio necesario que debíamos tomar juntos, todo por nuestra agradable convivencia.

"Gracias, mi Ardel" permití que acariciara mi cabeza y sacudiera mis cabellos. Sus palmas estaban empapadas, pero por una vez no era su culpa así que lo dejaría pasar. Pero soy rencorosa, subiría la dosis mañana.

"Por supuesto padre" me senté a su lado observando como consumía hasta la última gota "Prueba las galletas, algo para acompañar" dije sabiamente. Es mi deber preocuparme por la salud de mi padre, mi representante legal.

"Oh, si..." se tomó unos instantes para procesar su ambiente, como si su cuerpo se hubiera pausado. La dosis de hoy hizo efecto rápidamente. No me inquiete como la criada a mi lado, soy una mujer paciente y una gran doctora (No certificada) así que estaba más que preparada en caso de que el marques sufriera un ataque o convulsionara. La dosis de mañana sería difícil, pero no imposible.

Mire amorosamente a mi padre mientras comía las galletas de crema y chocolate una a una. Las mescle con un poco de somnífero, una versión no agresiva, para que descansara todo el día. Todo por nuestro bien, él podría recuperarse apropiadamente mientras que yo sembraría las bases de la siguiente fase de mi plan.

La venganza más dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora