Capítulo 17: La decisión de la santa.

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Capítulo 17: La decisión de la santa.



Yuse corrió a través del humo y el fuego, el calor de las llamas llenaba sus pulmones, ardían y él se ahogaba. Corrió más allá de eso. Tropezó un par de veces con escombros, vidrios y... No tenía tiempo de detenerse. La guardia real no tardaría en venir. Tenían que sacar a tantos como fuera posible antes de que las llamas alcanzaran proporciones incontenibles.

Para cuando llego al centro de la catástrofe se paralizo, solo podía pensar en que este era el infierno.

No había gritos, solo el horrible sonido del fuego comiendo huesos y piedra por igual, pequeñas explosiones que te hacían calar los huesos. ¿Por qué el fuego no se detenía? Yuse trago tierra, decidido a buscar entre los cuerpos a Calisto o al marques Mappther, pero en este punto, se conformaba con cualquier tipo de sobreviviente.

Yuse tapo su nariz con una mano, huyendo del olor a carne quemada que lo asfixiaba, y con la otra intento abrir un camino entre las columna de humo gruesas como sabanas. Quemaba, su piel se sentía ampollarse. Yuse quiso llorar cuando algo crujió baso sus pies. Era lo que quedaba de la ropa y el cabello era una mujer, y en sus brazos un esqueleto pequeño a medio incinerar. Yuse retiro el pie rápidamente y siguió buscando.

Le ardían los ojos y no podía ver por los lagrimales llenos, no es como si pudiese ver algo aún sin las lágrimas.

En un grito desesperado Yuse embullo magia en sus brazos, golpeando las placas de piedra astillada y no importándole que estuviera al rojo vivo. Una pared de piedra creció a lo largo y se alargó hasta llegar a unos buenos veinte metros, y alcanzando diez de alto. Yuse trago fuego y sudo pesadumbre. Se levantó de nuevo "Tengo que hacer más" susurro corriendo al extremo de la pared.

Volvió a acumular mana en su centro para dirigirlo a sus brazos, la segunda pared fue más alta pero más corta "Mierda" debía concentrarse. Pero justo cuando se giró para correr de nuevo, el fuego dejo de sentirse. Levanto la vista, el fuego seguía ardiendo con furia, él solo... No lo sentía.

"¡Capitán Wendsor!" la guardia real llego como una marea negra, hombres y mujeres en condiciones similares a las de Yuse por intentar contener las llamas mientras evacuaban a los sobrevivientes "¡El mago de la torre contendrá el fuego mientras nosotros seguimos evacuando!" dijo un soldado no mucho mayor que él, quizás una cabeza más alto "¡Su majestad lo necesita!"

"¿Qué?" la voz de Yuse se quebró, su garganta estaba inflamada. Tenía el pulso demasiado acelerado. El soldado vio el lamentable estado de su capitán, vio las paredes de tierra que desesperadamente intentaban contener lo peor del fuego, y el mismo quiso llorar por su joven capitán y por las personas que perdieron la vida en esta catástrofe.

Yuse ya no tenía saliva para tragar, pero el ardor al intentarlo lo trajo de regreso a tierra. Limpio la ceniza de sus ojos "Se los encargo" dijo con una naciente nueva convicción. Se despidió con una mirada y corrió fuera de la línea de exposición. Mirando hacia arriba pudo ver entre las llamas que iluminaban el cielo la figura diminuta de Dionio, junto a varios magos más intentando contener el fuego con una barrera y extinguirlo. Serían horas hasta el amanecer para lograrlo.

Yuse logro divisar al escuadrón que acompañaba al príncipe, gritando las ordenes y repartiendo escuadrones de búsqueda y rescate.

"Yuse" el príncipe lo reconoció, su expresión oscura.

"Su alteza, ¿y la gente?"

"Evacuados al canal del rio. Es mejor que se queden a las afueras hasta que haya un lugar más seguro" Yuse asintió con la expresión dura. ¿Entonces qué había pasado? ¿Cómo fue...? ¿Acaso Ardelia?

La venganza más dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora