Capítulo 14: Amar a través de su máscara.
Jesilet fue al bosque.
Le tomo unas cuantas horas, teniendo un camino bastante accidentado considerando lo profundo del bosque y sus arboledas, una sección que casi nunca visitaba. Pero logro encontrar el lugar que sospechaba, el aire estaba cargado con moscas y el hedor de la carne podrida, la tierra misma gritaba de horror. La fantasía chocando con la cruenta realidad.
Doce mujeres diferentes estaban clavadas en la tierra hasta el pecho, sus cuerpos retorcidos, uñas rotas y piel desgarrada, podía distinguir trozos de las uñas arrancadas por la fuerza de aruñar contra la grava. La tierra las sujetaba lo suficiente como para no aplastar sus costillas y perforar un pulmón, pero si lo suficiente como para no permitirles el movimiento. Solo sus brazos y cabeza. Fue una tortura lenta, traumática, exponerlas contra el ambiente, los animales y el frio, incluso el abrazador sol, dejándolas sucumbir en la desesperación, la realización de que no podrían escapar jamás, no vivas, no en una sola pieza.
Habían pasado semanas desde que estaban aquí, si el avanzado estado de descomposición y sus lecciones de anatomía estaban en lo cierto. Distinguió el cabello de Helga, su cara hinchada, pero ella. Y a Dolla, la mitad de la carne de sus brazos faltante, incluso hasta el hueso. Ellas estaban en mejor estado que las otras, por increíble que fuese, lo que significaba que seguían vivas cuando trajeron a las otras, vivían y las vieron sucumbir y pudrirse, Ardelia las dejo para el final. Fue horrible, fue sádico y mezquino, ellas no lo merecían, ninguna.
Jesilet lloro en silencio, negándose a pedir perdón, a buscar escusas. Tenía tantas.
Esas mujeres las criaron, las arroparon, alimentaron y vistieron, siempre estuvieron para mimarlas, sonreír y reír, fueron buenas, amorosas...
Las enterró a todas, era lo mínimo que podía hacer, viendo que era su culpa.
Ardelia había salido a un evento al que no podía acompañarla, que duraría dos días, dos días para que pudiese pensar con claridad.
Había recuperado sus recuerdos hace media semana, y fue doloroso, una pesadilla. Tenía que ocultar la verdad de Ardelia, pero no podía, no cuando estaba tan débil emocionalmente. Para evitar perderse en la locura se entregó a los placeres, se retiró a su mente dejando su cuerpo para sentir y sentir, para que Ardelia solo escuchase su amor. Tuvieron mucho sexo, Ardelia experimento con su cuerpo hasta que Jesilet perdió la visión y rogo jamás volver a lo de antes, rogo a su diosa que por favor la amara hasta que le destruyera los huesos y le arrancara la carne siempre y cuando fuese con su boca.
Estaba avergonzada de sí misma, al mismo tiempo culpa a Ardelia, ella le hizo esto, alimento su dependencia, la manipulo, le endulzo el oído, la contamino, le lavo el cerebro, elige el cuchillo y entiérralo.
Debería decirles a sus amigos sobre este lugar, sobre lo que les hizo Ardelia a estas mujeres. Sería una gran prueba del monstruo que era.
No pudo y se fue.
Si ella les decía... Ellos sabrían que ella lo permitió, que no le importó en su momento porque tenía a Ardelia, porque Ardelia lo hizo para que no las separaran, porque estar con Ardelia significaba todo, ella era tan culpable como Ardelia.
Jesilet lloro todo el camino de regreso.
Su corazón dolía, quería que Ardelia regresara y la hiciera volver a olvidar.
"Maldita bruja... Maldita seas" en su vida pasada conocía a Ardelia de segunda mano, nunca estuvieron solas en una habitación. Ardelia miraba al príncipe, a Yuse o a Dionio, pero a ella siempre la miraba de reojo, una burla en su sonrisa. Jesilet siempre estuvo secretamente aliviada de que sus miradas no se enfrentaran. Ardelia era un ser alto y poderoso, siempre haciéndola sentir pequeña.
![](https://img.wattpad.com/cover/262875036-288-k186983.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La venganza más dulce
Diversos[Historia finalizada] Ardelia Mappther es la persona mas horrible que te puedas imaginar. Una hedonista cruel y que solo vive para su propio placer, capaz de manipular, torturar y asesinar con tal de divertirse. Una terrible villana en una historia...