Capítulo 3: Un pañuelo y una baño caliente.
Jesilet fue llevada hasta la oficina del sacerdote Lomer, a falta de un lugar limpio y tranquilo. La niña mecía sus pies como un péndulo de carne mientras mi dama de compañía limpia sus rodillas. Yo le había traído algo de agua para limpiar la suciedad en su rostro y manos, revelando mejillas delgadas por falta de una alimentación adecuada y algunos rasguños en la piel que parecían ser animales, quizás un gato o dos.
"¿Intentaste acariciar un gato?" pregunte con diversión al imaginar a una niña pequeña intentando ser amable con el pequeño animal y ganándose un zarpazo molesto. Risible.
"¡Una camada!" respondió repentinamente más animada "¡Detrás del orfanato hay una mamá gato que hace poco tuvo bebes gato! ¡Mamá gato no me dejo tocarlos!" a pesar de confesar haberle sido negada la oportunidad de tocar a los gatitos, su sonrisa se ilumino como si el recuerdo aun la hiciera feliz. Esa era mi heroína de corazón puro.
Sonreí tomando los vendajes que había traído mi dama de compañía del carruaje, dándole una sonrisa que comunicaba que yo me encargaría por ella "Después de parir las hembras por lo general son muy territoriales con sus cachorros. No es sensato atreverse a meter la mano en su madriguera cuando están tan tensas, no si uno quiere conservar una mano" dije informativamente mientras vendaba las raspaduras de la niña.
"¿En serio? ¿Por qué?" pregunto aun cuando ya le había explicado. Decidí ser más sencilla con mi respuesta.
"Porque para ellas todos son una amenaza para sus bebes"
"¡Oh! ¡Está bien!" asintió como si ahora todo estuviera claro "No quiero ser una amenaza para los bebes gato, así que no volveré a acercarme"
"No, no deberías" dije recordando las ocasiones en las que use ese método de ternura. Desnudaba a los hombres y mujeres que me fallaban y los encerraban con una leona recién parida a la que se le habían quitado sus crías, para cuando se le regresaban los cachorros la barriga de la madre estaba saciada y tendría carne suficiente por un tiempo como para producir la suficiente leche para sus crías. Ganar-ganar, como tanto me gusta.
Termine de atar los vendajes de Jesilet con eficiencia use el pañuelo que había utilizado para limpiar la sangre se Jesilet para darle los toque finales. Podría ser un determinante para el futuro. Lo ate todo en un lindo moño para que la niña se asombrara al verlos. No estuve equivocada, cuando Jesilet reviso la tela sus ojos brillaron ¡Qué bonito! ¡El sacerdote Lomer no los hace tan bonitos!"
"¿En serio?" no pude evitar el tono de orgullo. Era competitiva por naturaleza, incluso algo tan simple como hacer mejor un moño que el sacerdote me gustaba. Me gustaba ser mejor que cualquiera.
"¡Si! ¡Es como una mariposa!" sonrió acariciando lo que serían las alas.
Volví a sonreír con satisfacción "Gracias"
"De nada" la niña irradiaba tanta fuerza de vida. Era algo que yo no podía superar con mis buenos modales y amabilidad, ella era como el sol y yo la luna, la gente aprecia la belleza de la luna, pero todos son atraídos al sol como polillas a la llama. No era de extrañar que los tres héroes se enamoraran perdidamente de ella.
Lástima que me guardaría para mí misma esta llama.
Tome las manos de Jesilet con una cercanía repentina "Eres muy amable con tus palabras"
Las mejillas de Jesilet se volvieron a colorear "Los demás siempre dicen que hablo demasiado..."
"¿Es así? Pienso que es una característica adorable. Me gusta su sinceridad" dije reflejando sinceridad genuina. Era verdad, me gusta la sinceridad, también es adorable su sinceridad, en especial cuando me elogiaba.
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La venganza más dulce
Random[Historia finalizada] Ardelia Mappther es la persona mas horrible que te puedas imaginar. Una hedonista cruel y que solo vive para su propio placer, capaz de manipular, torturar y asesinar con tal de divertirse. Una terrible villana en una historia...