Capítulo 4: Perrito, di 'Guau'

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Capítulo 4: Perrito, di 'Guau'



Mi primera semana con Jesilet fue como la luna de miel soñada. No nos separábamos y siempre estábamos haciendo actividades juntas. Dormimos todas las noches en la misma cama. Nos bañamos juntas. Comimos juntas y hasta alimentamos a la otra. Para los ojos externos eran solo dos niñas siendo lindas, inocentes y divertidas. Muchos estaban felices porque su señorita al fin tuviese una amiga. Nadie podía ver lo que de verdad estaba sucediendo.

Mis manos estrangulaban el pequeño cuello de la hermosa Jesilet, cadenas que se cocían en la piel, y todos me aplaudían por ser tan considerada. Incluso mi victima sonreí agradecida. Sus ojos brillaban esperando que jamás la soltara. Mis susurros de tormentoso amor eran lo único que deseaba.

Oh, qué imagen tan maravillosa.

"¡Ardelia! ¡Ardelia!" la voz emocionada de la pequeña niña me saco de mi ensoñación. Le sonreí a pesar de que no sabía qué quería "¡Es un dragón! ¡Nunca había visto uno!" levanto la ilustración de un dragón acuático, un extraño espécimen que solo se veía en océanos abiertos y cuando las estrellas no existían en el cielo.

"Por favor, Jesilet, no hay necesidad de gritar. Es una falta de respeto para un santuario en honor al conocimiento"

"Oh, lo siento..." la niña de verdad pareció avergonzada. Sus mejillas se colorearon. Estaba particularmente orgullosa de la buena cantidad de carne que había ganado.

Palmee su cabecita y mire mejor el libro "Los dragones como este solo viven el aguas abiertas. No soportan ser encerrados, es como no dejar que un ave vuele. Se vuelven violentos, desesperados por regresar a su hogar. Se han documentados casos en los que han arrasado con aldeas enteras por cortarle su suministro de agua al crear represas. Son capaces de escupir chorros de agua tan ardientes que logran derretir el cráneo de un ser humano"

"¡Eso es horrible!" susurro con una mueca de asco.

"Lo es. Pero por lo general es una muerte indolora al destruir los tejidos alrededor de la cara. El shock no permite que sepas lo que sucedió hasta que ya lo hizo" aunque si hubieron casos en los que la persona sobrevivió. Aun podía escuchar los gritos borbotear desde las caras despellejadas. Envidiaba un poco al dragón por tener un arma como esa adherida a su garganta.

Jesilet y yo estábamos en la biblioteca ahora. Le estaba enseñando a la niña a leer y escribir, fue mi primera tarea indispensable para mi crianza de la niña. Educación a la altura de mi nombre. Tomamos algunos libros sobre investigación avanzada de criaturas mágicas y bestias como primer contacto para la niña. Sabía que su fascinación por los seres seria el impulso necesario para que se esforzara por comprender las palabras que contenían los libros.

Le di un vistazo a los libros infantiles que me sugirieron Helga y Dolla. Los ofensivos objetos.

¿Cómo un niño puede aprender apropiadamente con lecturas tan burdas?

Si no fuese porque mi capacidad de aprendizaje fue un proceso rápido, me hubiese tenido que someter a tal vergüenza. No permitiría que Jesilet hiciese lo mismo. Mis métodos de enseñanza garantizarían que aprendiera con verdadera lectura. En poco tiempo Jesilet tendría el mismo nivel educativo que el mayordomo del marquesado.

Pasamos el resto de la tarde estudiando. Yo también tendría que presentarme a un segundo examen como candidata a reina, y como recompensa por aprobarlo recibiría la visita del príncipe una vez más. La táctica de obstáculo y golosina, un clásico. De todos modos no estaba perdiendo el tiempo en fingir estudiar para las respuestas que ya conocía, en su lugar me centre en Jesilet. Dicen que aprendes más enseñando, ¿no?

La venganza más dulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora