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El día en el que tus sueños empiecen a cumplirse, yo estaré ahí para recordarte por siempre lo mucho que luchaste para conseguirlos, sin caer ante todo lo malo que tuviste que pasar antes. - Camilo...

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—¡El ganador es Truenoooo! — la imponente voz del misionero hizo eco por todo el luna park.

Los gritos emocionados de cada uno de los presentes se podía escuchar por todos los rincones y la celebración no se estaba haciendo esperar para nada ante lo que acaba de ocurrir. El morocho se había consagrado como el campeón más joven de la Red Bull Argentina, a sus diecisiete años estaba empezando a obtener cada uno de los frutos de todo lo que había sembrado.

—Felicidades Mateo. — Valentín le dijo a Palacios, quien se había acercado con los demás jueces de la competición para hacerle entrega de aquella medalla que confirmaba de más la gran victoria que había conseguido.

Después que Oliva le pusiera aquello y lo felicitara enormemente por su éxito, quienes también habían participado se acercaron a él para poder felicitarlo. Todos parecían estar más que contentos con su logro y el rizado se sentía súper emocionado con lo que estaba pasando, no pudiendo creer que había ganado una de las más importantes competencias de toda Argentina, siendo el siguiente paso que necesitaba para seguir con su carrera por lo alto.

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Al terminar todo el ajetreo de la coronación, Mateo se dirigió corriendo a bastidores con la esperanza de que su viejo y conocidos estuvieran ahí para celebrar en conjunto su triunfal y maravillosa hazaña de la noche de hoy.

—¡Mateo! — Pedro gritó el nombre de su hijo al mismo tiempo que le hacía una señal para que pudiera ubicar en dónde se encontraban.

—¡Lo logré! ¡Lo logré! — eran las palabras que salieron de la boca de Corazzina, quien sin pensarlo dos veces se dirigió hacia donde estaba toda su gente. —¿Esto no es un sueño, verdad? — les pregunto una vez que estuvo con ellos, causando que éstos se rieran un poco de él.

—Si lo que tenés en el cuello no es prueba suficiente para demostrar que ganaste, entonces no sé qué más puede serlo. — Camilo le dijo con alegría, señalando aquella llamativa medalla que el menor traía consigo.

—Todo esto es real Mateo, absolutamente todo. — Pedro dijo nuevamente, no pudiendo resistirse más en abrazar a su hijo y decirle lo orgulloso que se sentía de haberlo visto competir y ganar todo en una sola noche.

Las palabras que Pedro le estaba diciendo a Mateo fueron demasiado conmovedoras, tanto que obligaron al morocho a soltar unas cuantas lágrimas de felicidad, no pudiendo tampoco frenar cada una de las grandes emociones que estaba sintiendo en ese preciso instante.

—Eu, no llores. — Moretti le dijo a Corazzina, quien después de abrazar a su viejo lo abrazo con la misma fuerza e intensidad, sin detener en ningún momento sus lágrimas.

—E-es que no lo puedo evi-tar. — el rizado respondió con la voz temblorosa y cientos de emociones a flor de piel.

No teniendo que seguir aparentando una actitud fuerte y sonriente ante las cámaras y los demás, cuando en realidad solo quería llorar a mares y sentirse un tanto vulnerable al no poder caer en cuenta sobre todo lo que estaba ocurriendo.