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" No hay que permitir que la confusión de nuestras mentes, se convierta en la peor de nuestras predicciones..." - Mateo Palacios

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—No entiendo porque dejaste que Pedro se le acercará a Camilo. — Thomas le demanda a su esposa, por todo lo que había visto recientemente.

—Perdón, perdón. — aquella se disculpa de inmediato. —Pero sinceramente quiero que esto se termine. — Sofía responde con cierta pena, consiguiendo que su marido la viera mal por sus palabras.

—¿De qué lado estás mujer? ¿Del lado de tu hijo y de su bienestar mental o el de Mateo y su maldito capricho por querer a Camilo de nuevo con él? — aquel inquiere de inmediato, consiguiendo que su mujer se quede callada, sin saber que decirle exactamente. —En ese caso, no dejes que esto pase de nuevo. — la reta de inmediato. —Aunque a decir verdad... Me están dando ganas de mandar a Camilo con tu hermana, quizás ahí pueda encontrar un poco de paz y empezar a sanar desde adentro. — comenta.

—Pero mi hermana vive en Santa Cruz... — Sofía responde, dándole a entender al otro que Camilo estaría demasiado lejos de casa.

—Entre más lejos esté de Mateo mejor, así que pregúntale si puede recibir a Camilo, por favor. — Thomas le termina pidiendo, ignorando el hecho de que su hijo tendría que irse de la casa para buscar un poco de tranquilidad para su dañado corazón. —Así que hazlo, que es por el bienestar de Camilo. — sentencia con seriedad.

Mientras se retiraba a la habitación del antes mencionado, porque se encontraba con la contraria en la sala "hablando" o más bien discutiendo, no queriendo despertar a Camilo con lo que se iban a decir. Así que entró de manera silenciosa a la pieza de su hijo, quien parecía haberse quedado dormido, después de algunos minutos de tocar las suaves sábanas y almohadas con su cuerpo.

Thomas se terminó aproximando a su hijo único, con una mirada llena de dolor y resentimiento por todos aquellos que le habían hecho demasiado daño, tanto que lo terminaron llevando hasta este fatal punto. Donde no era más que un cuerpo sin vida, sin alma alguna que pudiera disfrutar de los pequeños placeres y regalos que la vida misma daba.

La cual, aparentemente, se había increpado con el pobre castaño, quien se seguía consumiendo con el paso de los días, al igual que el morocho, aunque de la peor manera posible. No habiendo sonreído de nuevo, o al menos haberse reído desde que todo con Mateo explotó.

Desde que su amistad con aquel término, él murió por dentro.

Ya no siendo el mismo pibe risueño y extrovertido que sus padres conocían.

Ya no era igual que antes, ya no sentía las mismas ganas por salir adelante o al menos levantarse de la cama para iniciar un nuevo día.

El verdadero Camilo Moretti había desaparecido de la faz de la tierra, y era poco probable que pudiera ser el mismo de antes.

Definitivamente hablando...

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Después de algunas horas, Camilo se terminó despertando, habiendo dormido exactamente por más de tres horas seguidas, pero aún se seguía sintiendo demasiado cansado. Con muchas ganas de volver a dormir y tratar de no despertar jamás, pero una parte de su cuerpo aún seguía consciente, una parte de su cuerpo le pedía a gritos que empezará a mejorar con respecto a sus ánimos, porque estos estaban afectando demasiado tanto a salud mental como física.