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Si pudiera pedir un deseo, ese definitivamente sería estar a tu lado por el resto de nuestras vidas. - Camilo

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Cuando Camilo terminó de desayunar, se fue corriendo a darse una rápida ducha para después salir en dirección a la casa de Mateo, quien hasta el momento seguía sin comunicarse con él. Algo que no se le hizo tan raro, teniendo en cuenta que Palacios andaba de arriba para abajo como un completo lunático a causa de los últimos detalles de su disco, así que intentó hacerle caso a las palabras que su madre le había dicho.

Pero...

Siempre existía un pero y ese era que no se sentía del todo convencido con la misteriosa llamada que había recibido de parte del padre de su amor platónico. Es que hasta cierto punto se le hacía poco creíble que Mateo le pidiera a Pedro que lo llamara, cuando él pudo haberlo hecho por su cuenta.

Así que durante todo el camino en dirección a la casa del morocho, Moretti se quebró la cabeza con respecto a lo que podía querer Pedro con él. Posiblemente el mayor deseaba que mantuviera un poco vigilado a Mateo durante las presentaciones, debido a que el rizado podía tener dieciocho años, pero aún necesitaba que alguien le tuviera cierto cuidado porque se dejaba llevar demasiado por la emoción y euforia del momento.

Aunque quizás...

Solo quizás...

Pedro se había dado cuenta de su extraño comportamiento con el morocho, y que empezaba a verlo como algo más que un amigo.

Ese simple pensamientos paralizó a Camilo, quien se detuvo de inmediato para sacar su teléfono y marcar rápidamente a Mateo. Para así salir de la duda existencial que estaba teniendo o más bien correr a su casa y no acercarse nunca más a Pedro por su propia seguridad.

—Eu, Mateo. — lo saludo de inmediato al momento que el otro le contestó.

—¿Que sucede Camilo? — Palacios le consultó al escucharlo hablar.

—Eeeh, es que... — Moretti vaciló un poco al momento de decirle algo. —Quería saber si estás en tu casa. — comentó, rascándose el cuello con mucha insistencia.

—No, por supuesto que no estoy ahí Camí. — Mateo respondió con rapidez. —Estoy con el Tatool y el Taiu afinando un par de cosas. — informó, siendo las palabras que el otro no quería escuchar para no ponerse más nervioso de la cuenta. —¿Pero qué pasa? — le consultó, no importando que estaba en medio de una sesión. Porque si Camilo se sentía o la estaba pasando mal, él podía dejar todo de lado para ir a verlo, después de tantas bancadas que el otro había hecho por en su momento por su persona.

—Nada, es que Pedro me llamó y pensé que vos querías algo. — Moretti le confesó, siéndole incapaz de mantener aquello en secreto.

—¿Mi viejo te pidió que vayas a mi casa? — Palacios habló sumamente extrañado por el asunto.

—Si, pero no creo que sea para algo grave o serio, así que tranqui y vos seguí con lo tuyo. — el castaño dijo rápidamente. —Voy a cortar que ya casi llego, cuando hable con el te marcó de nuevo para decirte lo que me dijo, ¿Sale? — soltó, con demasiadas ganas de cortar con la llamada.