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Un nuevo año en una nueva universidad era algo a lo que Tomoki Sakura estaba acostumbrada.

A pesar de todo, adoraba viajar con sus padres, al ser hija única, ellos eran la única familia que tenía, y eso le gustaba. Quizá esa era la razón por la que irse a vivir sola a un apartamento le parecía aterradora, no estaba ni de lejos acostumbrada a la vida lejos de su familia, aunque había épocas en las que no veía a sus padres por más de medio año, pero sabía que ellos siempre volvían a casa.

Se despidió de su padre y bajó del auto frente a la entrada de su nueva universidad, suspiró al ver la imponente entrada y un pequeño escalofrío recorrió su cuerpo. Luego de asimilar su nuevo ambiente, emprendió su camino hacia las oficinas administrativas; llevaba una carpeta color púrpura bajo el brazo con un par de documentos de identificación restantes que la universidad le había solicitado para concretar su ingreso.

El ambiente del campus le gustaba, había lugares con grandes y frondosos árboles y muchas mesitas de concreto para sentarse en ellas. La mayoría estaban ocupadas por grupos de estudiantes riendo y reencontrándose antes de que iniciaran las clases. Sakura sonrió para sí, estaba emocionada por lo que le esperaba este nuevo año.

-¡Kuroo-san! -gritó una voz bastante chillona desde detrás de ella, haciendo que se sobresaltara un poco y apretara su bolsa con fuerza contra su cuerpo. Una chica pasó corriendo por su lado y se abalanzó sobre un chico bastante alto que estaba charlando en la entrada del edificio. El chico alto se vio algo sorprendido cuando los brazos de la chica le rodearon el cuerpo, Sakura lo notó incluso algo incómodo al respecto y apartó la mirada, no la interesaban los asuntos de otros.

Con un trozo de papel en la mano, entró al edificio principal luego de dejar un par de cosas en su taquilla asignada, su padre la había solicitado por ella y a pesar de que le parecía totalmente innecesaria, decidió hacer uso de ella. Fijó su mirada en el papel y empezó a caminar hacia la oficina del director, el timbre sonó en esos momentos y ella apresuró su paso, no le gustaría llegar tarde a su encuentro.

En el camino se topó con aquel chico alto de la entrada, caminaba junto a otro tipo alto que tenía la cabeza rapada. Casi los atropella, por lo que se disculpó respetuosamente y siguió su camino sin esperar una respuesta.

-Tanaka-san -habló el chico alto, volteando sobre su hombro para ver a la chica con la que casi chocan de frente.

-Lo sé, Kuroo-san -respondió el rapado. Al parecer no necesitaban decirse más para saber qué pensaba cada uno.

Ambos continuaron su camino en un cómodo silencio y con calma, a pesar de que sabían que si llegaban tarde el profesor de Arte les cerraría la puerta en la cara.

Sakura llegó a la oficina y tocó la puerta con los nudillos, pasó sus manos por su ropa, asegurándose de que todo estaba en orden. Una mujer mayor le abrió la puerta y la invitó a pasar. A Sakura le recordó a su abuela y un sentimiento de ternura la invadió cuando esta le ofreció galletas para pasar el rato mientras esperaba al director, que había tenido un retraso y aún no había podido llegar. A Sakura se le hizo imposible decirle que no.

Charló un rato con la señora, vaya que el director se había retrasado. Le contó sobre porqué se había tenido que transferir mientras ambas compartían galletas y té. Sakura había desayunado en casa, pero no podía negarse a unas galletas de avena de una señora como esa. Justo cuando la conversación estaba llegando a su mascota, la puerta de la oficina se abrió de golpe y un hombre joven, no mucho mayor que su padre entró apresurado.

-Buenos días, lamento la tardanza -pronunció e hizo una pequeña reverencia frente a ambas mujeres. Sakura no sabía cómo reaccionar, nunca se había visto en una situación similar, por suerte, la señora Kamura habló en nombre de ambas.

Blinding Eyes (Kuroo Tetsurou x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora