XVII

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Lev llevaba los ojos cerrados y un ligero ronquido salía de entre sus labios, Sakura por fin había logrado acomodarlo en el asiento, aunque ya no valía de mucho porque ya estaban cerca de casa, pero al menos podría relajarse el resto del camino.

-Yaku es una pluma, no tengo idea de cómo llevaremos a Lev -dijo Kuroo cuando se hubo abrochado su cinturón, había un deje bastante pensativo en su voz.

-Lejos de tener problemas con su tamaño, ¿qué pensarán sus padres?

-Sus padres son bastante geniales, no es la primera vez que lo llevamos a casa -contestó él y giró en la entrada del residencial de Lev-. Aunque siempre traía a alguien conmigo para que me ayudara. 

Una vez habían aparcado frente a la casa de Lev, Kuroo bajó primero y abrió la puerta del lado en el que estaba sentado su amigo, Sakura bajó por el otro lado y se apresuró a su lado para ayudarle. 

Era un problema gigantesco, aunque por suerte no estaba del todo inconsciente aún, entonces no fue muy complicado hacerle colaborar para llegar hasta la puerta principal. 

-Debemos buscar las llaves -masculló Kuroo cuando llegaron al umbral. 

-¿Alguna idea de dónde puedan estar? -preguntó Sakura mientras empezaba a palpar los bolsillos de la chaqueta que vestía Lev. 

-Pueeees, no, ni la menor idea. Busca en su chaqueta y yo buscaré en sus pantalones -dijo, siguiendo los movimientos de las manos de Sakura por el torso de su amigo. 

-Si lo sueltas, caerá de cara al piso -terció ella mientras metía las manos en los bolsillos delanteros de los jeans negros que vestía Lev-. Yo me encargo de buscarlas. 

Kuroo asintió, tenía razón. Luego no quería escucharlo quejarse porque su nariz se había roto al golpearse con la puerta… no es como si aquello ya hubiera sucedido una vez. 

-Listo, aquí están -anunció Sakura un par de segundos después, sacando su mano de uno de los bolsillos traseros-. Si se entera de que toqué su trasero no me dejará en paz. 

-Con el tiempo te acostumbras -mencionó Lev, con las palabras arrastradas entre sus dientes. 

-Maldito, ¿estabas fingiendo? -le preguntó Kuroo frunciendo el ceño. 

-No del todo -farfulló dejando caer la cabeza, levantó su brazo de los hombros de Sakura y se sostuvo de la pared de enfrente-. Me siento de la mierda pero no podía dejarte sólo con Sakura, la aplastaría. 

Kuroo lo seguía apoyando para que se mantuviera en pie mientras se tambaleaba frente a la puerta. Había tomado las llaves de la mano de su amiga y ahora intentaba ponerlas en el cerrojo, aunque sus primeros intentos fueron totalmente un fiasco. 

-¿Dejas que te ayude? -murmuró Sakura con una voz dulce y paciente, como la de una maestra del jardín de niños. 

Lev la volteó a mirar con aquellos ojos verdes profundos, oscurecidos por el alcohol, y le dio las llaves. Estaba como hipnotizado. 

La puerta estuvo abierta en un par de segundos y Sakura volvió a poner las llaves en la mano de su amigo. 

-Aquí tienes de vuelta, ahora ve a dormir, ya es tarde -le dijo ella y sonrió al tiempo que se hacía a un lado para darle espacio.

Kuroo observó todo en silencio, estaba anonadado. Lev asintió ligeramente con la cabeza y entró a la casa, la puerta se cerró tras él y ambos escucharon como sus pesados pasos se alejaron.

-¿Lo hipnotizaste? -murmuró Kuroo cuando Sakura se giró para caminar al auto.

-He tratado con muchos ebrios antes -terció ella y se encogió de hombros-. Lev es un chico dulce, entonces es más fácil hablarle dulcemente.

Blinding Eyes (Kuroo Tetsurou x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora