II

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El resto de la tarde se pasó bastante rápido, la última clase de Sakura fue Historia Mundial. Cuando salió del salón de clases, vio a Lev recostado en el soporte del techo, jugando un juego en su celular. Estaba bastante concentrado, mordiendo su lengua y moviendo el móvil para todas partes.

Sakura se detuvo frente a él pero no obtuvo mucha reacción de su parte, por lo que decidió chasquear los dedos.

–Tierra llamando a Lev, tierra llamando a Lev –repitió divertida mientras veía como su amigo levantaba la cabeza de la pantalla.

–Lo siento, eso fue muy intenso –rió un poco y guardó el aparato en su bolsillo.

–¿Ganaste? –le preguntó ella.

–Oh no, perdí estrepitosamente –hizo una mueca y soltó una risa–. Los videojuegos no son lo mío.

–Yo puedo enseñarte un poco –dijo orgullosa–. Se me dan bastante bien.

–Nerd –susurró Lev, ella le clavó el codo entre las costillas con suavidad.

Siguieron caminando entre risas hasta el gimnasio, dentro se escuchaban pelotas rebotar y el chillido de los tenis. Sakura sintió un subidón de adrenalina recorrer su pecho y se volteó hacia Lev.

–¿Sabes? Antes jugaba voleibol –le dijo. Lev la miró sorprendido–. Incluso vencimos a un par de equipos bastante fuertes en el torneo de la prefectura. Nunca llegamos a los nacionales, pero estuvimos muy cerca –rió un poco. Vaya, los recuerdos pesaban.

–Esto sí que es una sorpresa –los ojos de Lev la miraban atentos, de repente se la imaginó en la cancha con el uniforme de la universidad y su emoción se multiplicó–. ¿Qué posición jugabas? –preguntó emocionado.

–De todo un poco, era la carta del entrenador cuando alguna no estaba dando la talla –contestó Sakura y dio un par de pasos hacia la entrada del gimnasio–. ¿Vamos? –miró a Lev y le hizo un gesto con la mano para que la siguiera.

Lev se apresuró y corrió la red de nylon que impedía que los balones salieran del gimnasio para que ellos pudieran entrar, luego la cerró tras él.

–¡Chicos! –gritó, llamando la atención de los presentes. Todos voltearon a verlo, bastante desinteresados, parecían estar acostumbrados a la situación, se preguntaba qué les iba a decir–. ¡Sakura juega vóley! –les informó, los chicos con los que habían almorzado parecieron levantar las orejas como los gatos cuando ven algo que les llama la atención.

–¿¡Eh!? –Sakura miró a Lev con horror–. Hace mucho que no juego –aclaró cuando vio como varios se acercaban a ella.

–Un jugador siempre será un jugador en su corazón –dijo Kuroo, bastante poético, Sakura se preguntaba de dónde había sacado tal cosa.

–¿Y eso? –preguntó Yaku, mirando a Kuroo con diversión. Kuroo cruzó los brazos sobre su pecho y alzó la barbilla.

–Me lo acabo de inventar –respondió orgulloso.

–Eso lo explica todo –Yaku cubrió su boca y soltó una risita. Kuroo se volteó hacia él y lo fulminó con la mirada.

–¡Chicos, empiecen a calentar! –exclamó un hombre mayor desde el fondo del gimnasio, los hombres gigantes que la rodeaban desaparecieron en un instante cuando se fueron hacia la cancha. Ella encaminó sus pasos hacia la gradería del segundo piso para poder sentarse y ver todo mejor.

Le emocionaba estar en un gimnasio de voleibol de nuevo a pesar de todo lo que había ocurrido. El miedo, secuela del accidente, aún existía en el fondo de su mente y era algo que no se iría tan fácilmente pero aun así Sakura quería que se fuera. Luchaba contra ello cada vez que sostenía un balón en sus manos, lo recordaba claro como el agua, y eso era lo que más odiaba de todo.

Blinding Eyes (Kuroo Tetsurou x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora