VIII

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Una vez que los dedos de Lev estuvieron vendados, Sakura también afianzó la seguridad de su muñeca, un golpe de Ushijima Wakatoshi no era algo que se pudiera tomar a la ligera.

–¿Cómo se siente, Lev? –preguntó Sakura.

–Está ajustado, pero se siente bien –respondió su amigo mientras giraba la muñeca para probar la tensión del vendaje–. Esto evitará que Ushijima me arranque la mano –rió un poco y despeinó el cabello de Sakura, ella sólo rió con él.

–No seas muy temerario, la suerte sólo dura lo suficiente –dijo Sakura y se puso de pie, Lev le imitó para volver a la cancha.

–¡Gracias, Sakura-san! –pronunció e inclinó la cabeza frente a ella.

–Vuelve a la cancha, Lev –ella le despeinó esta vez en venganza.

Lev carcajeó y volvió a la cancha, cuando giró su cabeza se topó con la mirada de Kuroo, sus ojos se veían sombríos y había una mueca tenebrosa en sus labios. No le dijo nada más, simplemente le lanzó el balón al pecho.

–Sacas tú –dijo y se giró hacia la red, esperando el servicio.

Lev le miró extrañado, intercambió miradas con Yaku-san, quién estaba fuera de la cancha, esperando su turno para entrar. El rubio entendió perfectamente lo que Lev le gritaba con la mirada, pero en realidad, a modo de respuesta sólo pudo darle un encogimiento de hombros. Prefería no decir nada sobre la nueva actitud de Kuroo hasta estar sólo con el equipo para poder molestarlo un rato. Lev, con el ceño aún fruncido se dirigió al final de la cancha para hacer su servicio.

Las dos horas pasaron a la velocidad de la luz, el entrenador no pudo llegar esa noche, y Sakura no se sentía tan cómoda aún como para corregirles los pequeños errores que los había visto cometer, por lo que estaba pasando el tiempo sentada en el banquillo, atenta a los movimientos mientras jugaba con un balón en sus manos.

Lev y Kuroo habían bloqueado un par de balones de Ushijima, aunque Kuroo había hecho la mayor parte del trabajo, aún así el rebote había golpeado la mano de Lev, por lo que al final del entrenamiento, se podía ver la sangre entre las vendas. Sakura cerraba los ojos cada vez que los chicos saltaban a bloquear para no tener que imaginarse el dolor que Lev podía estar sintiendo al detener esos balones con su mano herida.

Kuroo se acercó a ella al final del entrenamiento, limpiando el sudor de su cara con una toalla.

–¿Qué te pareció hoy, Sakura-san? –preguntó y se sentó a su lado, poniendo los codos en sus rodillas.

–Bueno, estuvo bien. Me gusta verlos entrenar –respondió ella mirando a Kuroo, se sentía pequeña a su lado incluso si él se encontraba sentado–. Es una gran ayuda para despejar la mente.

–La próxima vez que dudes en entrar al gimnasio recuerda eso entonces –terció él con una amable sonrisa.

–Me arrastrarías aquí de nuevo si lo hiciera –Sakura le devolvió la sonrisa y Kuroo rió. Sakura tenía razón.

–Prometo no hacerlo de nuevo –dijo él y le tendió la mano.

–Eso lo veremos –respondió Sakura y le tomó la mano, dándole un apretón. Kuroo se sorprendió de lo suaves y pequeñas que se sentían las manos de la chica entre las suyas, aquel sentimiento le causó estragos en su interior, aunque él no estaba muy seguro de por qué. No parecía estar muy seguro de nada de lo que ocurría últimamente en su vida.

–Iré a cambiarme, espérame aquí –le dijo él con una sonrisa y se levantó del banquillo alejándose de Sakura con un ligero trote en dirección a los vestidores.

Blinding Eyes (Kuroo Tetsurou x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora