Kokoritos, seré sincera, con la UNI siento que las cosas me sofocando y que escribir es un alivio al estrés, realmente no se si les esta gustando o no pero realmente me estoy esforzando, así que muchas gracias por leer esta historia, realmente me hacen feliz.
Notita: tengo el teclado dañado, así que si ven errores no duden en decirme para corregir 0u0 gracias.
El capitulo es muy largo así que lo dividiré en dos partes. 030 besos kokoritos del yaoi.
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(Parte 1)
El matrimonio, no es una gran boda o un trato por conveniencia; es un canto suave, una balada sin final, una historia hermosa, empalagosa que te hace suspirar con anhelo o deseo; una entrega de un par de jóvenes al amor, a la pasión y al deseo del cuerpo, pero solo el destino sabe cómo mantener, a esas dos almas unidas.
— ¡Ha! Ha, Ho —sus manos acariciaban mi cuerpo, sus dedos pellizcaban y masajeaban uno de mis pezones, mientras sus labios torturaban el contrario; mis manos se clavaba en su espalda, mis caderas y mis piernas impulsaban mi cuerpo, aun con la tela del kimono estorbando, ambos podíamos sentirnos a la perfección; dando vueltas por el futon, mis manos no se detenían quitaban y apartaban la tela para poder tocar aquella piel nívea, mientras que nuestros bocas se devoraban mutuamente, Muichirou aprendía con rapidez como moverse, como respirar, como tocar y donde acariciar; ambos perdíamos la cordura con cada rose de nuestros cuerpo; volví a sentir el colchón contra mi espalda, logrando ver como el mismo pilar de la niebla, se quitaba la cinta del kimono, dejando que este cayera por sus hombros y mostrara su cuerpo, esbelto y super desarrollado por el constante entrenamiento, ¡Ho Dioses podría morir con esa erótica imagen! su pecho fuerte, sus hombros marcados y su abdomen como una tabla de chocolate tan bien definida que me provocaba un jadeo, al seguir bajando la mirada realmente podía sentir como mi garganta se seca, trato de recordarme que frente a mi ahí un menor de edad, pero simplemente no puedo, mis ojos no dejan de ver aquel bulto debajo de aquella tela blanca, ¡¿Eso no es para nada pequeño?!
—Karma...—su voz seguía llena de calma, era como una brisa nocturna, sus manos vuelven a tocar mis caderas y sus labios toman posesión de mi cuello, creo saber lo que está pensando —Karma...—es como si su voz hechizara mi nombre, me muerdo los labios, aun cuando siento su atenta mirada en mi cuerpo —Quiero escucharte —su pulgar toma mi mentó y obliga a mi labio inferior, a liberarse de mis diente —Solo yo, puedo morder tus labios —él toma mis labios, chupando el inferior con afán, para luego adentrar su lengua en mi boca, el rose de ambas, me hace desearlo aún más —Abre la boca —dice, cuando se separa de mis labios, cumplo con su orden, sintiendo como dos de sus dedos se adentran en ella, mi lengua juega con ellos y puedo notar un ligero sabor que simplemente no puedo identificar pero nada de eso importar, solo quiero que Muichirou me siga tocando.
— ¡Mmg! —me sorprendo al sentir su tacto sobre mi miembro, agarra firmemente mi pene, mi cuerpo se estremece y su pulgar comienza a moverse por la punta, frota y presiona; se siente tan bien que lo único que hago es tratar de seguir gimiendo, mi mente se queda en blanco, mis manos se aferran a las sabanas y por más que intento gritar, jadear o gemir, cada simple gesto de mi boca, es ahogado por esos dedos que penetran mis labios tan indecorosamente, presionan, aprietan y trata de jugar con mi lengua —Mmgg, heg —todo es tan caliente, tan intenso, que me enloquece el suave vaivén sobre mi miembro.
—No voy a lastimarte —su voz se escucha lejana, aun cuando saca un poco sus dedos de mis labios para dejarme respirar —Prometo que seré gentil —una duda cruzo por mi mente, ¿Muichirou sabia controlarse, incluso en este tipo de situaciones?
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Porque un para siempre, no es eterno Muzan.
De TodoLas aventuras carnales de Karma, dios del equilibrio. Volumen 1: Kimetsu No Yaiba. -Solo la luna es testigo de lo que me hiciste, Muzan. Solo ella, sabe todo lo que di, por ti. Ella, sabe todo lo que sufrí. Ella, sabe la verdad. La balanza se mueve...