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"Recuerdame en cada nota de un piano, cuando estés nerviosa al tocar, recuérdame viéndote con admiración. A pesar de que me vaya, no te preocupes, porque sé que estaremos bien por nuestra cuenta. Aún recuerdo la primera vez que te vi...
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Roseanne y Jennie estaba sentadas en alguna parte del gran aeropuerto, analizando la situación tan irreal que parecían estar viviendo.
A solo unos minutos de que su avión empiece a abordar a la gente, los recuerdos vinieron como una lluvia repentina a sus mentes.
—En serio vamos a Italia.
—Así es, vamos a Italia. — Repitió Jennie.
La idea se les hacía tan absurda que deseaban ver algo fuera de lo normal para terminar de afirmar que era un sueño.
Pero podían sentir y oler, eso era real.
— ¿Crees que cuando lleguemos, debamos buscar a BamBam de una vez?
—Jennie, al menos espera que estemos allá para saber que hacer, ahora mismo siento el corazón en la mano.
Cada minuto les parecía eterno y ya no aguantaban las ganas de poder llegar.
Tomaron sus manos con tal de calmarse un poco y la castaña se apoyó en el hombro de Roseanne.
Todos los recuerdos pasaron como una película de la cual no tenía un final.
Todo había valido la pena, incluso los momentos donde sintieron temor de lo imposible.
La historia se les hizo corta y ahora estaban a nada de darle un seguimiento.
Habían aprendido tantas cosas que les llenaba, aquel cambio radical de sus vidas, las hizo sentir vivas, nuevamente con un propósito.
Después de un rato, por fin dieron la orden que las personas empezaran a abordar el avión, cosa que hicieron al instante.
Una vez estaban sentadas dentro de este, Roseanne no pudo evitar sonreír a causa de su amiga.
— ¿Necesitas un beso para calmarte, JenJen? — La rubia rió por la mirada asesina que la castaña le dedicó.
—Yo lo que necesito es estabilidad y tu riéndote no me la das.
La chica tomó su mano e hizo que las entrelazara.
—Respira, estaremos bien, si nos sucede al...
—Roseanne, tu forma de calmarme la aprecio pero no consideres que me tranquilice si dices "si nos sucede algo" porque eso implica la muerte.
—Hay excepciones.
— ¿Estudiaste para saber si entre miles de vuelos, específicamente este está dentro de esa excepción? ¿Eres vidente y no me lo dijiste?
—Lo siento, lo siento, es mi forma de quitarme los nervios, pero siendo serias estaremos bien, será como si hubiese durado minutos, es más, te agradezco por todo, te debo la vida.
