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"Recuerdame en cada nota de un piano, cuando estés nerviosa al tocar, recuérdame viéndote con admiración. A pesar de que me vaya, no te preocupes, porque sé que estaremos bien por nuestra cuenta. Aún recuerdo la primera vez que te vi...
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Dos días después:
Jennie había pasado los 42 horas buscando cual era esa audición de la que tanto hablaba BamBam, pero no ha tenido la suerte de llegar al indicado.
Incluso estuvieron caminando por varias partes de Roma, contando con la suerte de conseguirla; la información que había de JiSoo era muy poca y en un lugar que solo conocen a través de una pantalla, no era de gran ayuda.
Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que estaba a solo unas horas de ser navidad.
El frío corría brutalmente por el cuerpo de ambas y les erizaba la piel siempre que podía.
Caminaban tranquilamente por las calles de Roma, con un té frío y un chocolate caliente, viendo como las pocas personas estaban juntos en un abrazo cálido y otras, corriendo para llegar pronto a sus casas.
Era un panorama que ninguna se había imaginado o al menos no como ellas se lo esperaban.
Llegaron finalmente a una plaza, sentándose, manteniendo su silencio.
La verdad es que había razones para celebrar, pero por otra parte, ninguna quería cantar victoria.
— ¿Cuanto tiempo falta?
—Eh... — Roseanne mira rápidamente la hora en su celular. —Diez minutos, ¿algo que decir, Nini?
—Si te soy sincera, en mi cabeza tengo un testamento pero lo más seguro es que solo te diga gracias y algo que también diré, es que aún cuando no consiga ver a JiSoo, siento que todo esto me habrá ayudado, no sé en que exactamente, pero en algo lo habrá hecho... No sé, esto me parece irreal.
—Jennie Kim, una chica curiosa que estaba en mi puerta y ahora estoy junto a ella, sentada en una plaza de Roma para buscar a las personas que amamos, Dios mío. — Ambas rieron. —Esto es como una película de romance, que asco.
—Deberíamos sacar dinero de esto, ¿no crees?
—Lo más probable.
Jennie suspiró y miró sonriente a la rubia.
—Me gustaría haber tenido una amistad como tú cuando JiSoo se fue, al menos te tengo ahora.
—Y seguiré estándolo.
La castaña se acercó, apoyando su cabeza el hombro de la rubia.
