Capítulo XXXIX

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Adrien cayó sobre su asiento apenas leyó la nota y maldijo a viva voz atrayendo la atención de todos en La Caba, Ivo quien se encontraba a su lado se inclinó sobre su asiento buscando poder leer la nota que había alterado de manera tan evidente a su antiguo amo. Adrien negó con la cabeza bebiendo toda la copa que tenía frente a él de sopetón.

— ¿Adrien?

Musitó Ivo inquieto al no obtener respuesta.

— Algo...—Adrien empezó tartamudeando un poco— Vlad —suspiró en silencio pasando la nota a su colega al ver que las palabras tardaron en salir.

Ivo padeció y miró ansioso a su alrededor notando como algunos de los comensales miraban su celular.

—Debemos irnos —logró decir el rubio— esto es demasiado aleatorio como para no ser premeditado.

Ambos asintieron y se marcharon de La Caba dejando detrás de ellos una lluvia de inquietud y murmullos que se levantó como ola en tormenta dentro del lugar.

Una vez en el auto Ivo maldijo en todos los idiomas que conocía mientras marcaba a Manelik y Doris para ponerlos al tanto o recopilar alguna información adicional, Adrien quien manejaba repasaba en voz alta los sucesos que habían condenado a muerte a quien ahora se erguía orgulloso en el Gobierno.

— Vlad fue todo lo que las leyendas dicen que fue —empezó el rubio— poderoso, despiadado y soberano de lo que ahora se conoce como el territorio rumano durante la edad media. Todos incluso aquellos que no compartieron siquiera el mismo idioma que él le temían, pero fue finalmente decapitado y con él se desvanecieron todas las épicas historias de terror de quien es fácilmente considerado el padre de toda nuestra especie.

Ivo negó con la cabeza al escuchar al hombre a su lado, sabía de primera mano la veracidad de las palabras que llenaron la cabina del vehículo pues para cuando ambos llegaron a sus posiciones reales por todo el territorio se hablaba del temible Vlad y su villa de victimas empaladas.

— Doris lo ha visto en persona, junto con sus hermanos fueron introducidos dentro de un selecto grupo de los mejores en diferentes ámbitos.

Al escuchar Adrien dejó escapar antes de finalmente estacionar en su destino y una vez inmóvil se permitió reír en lo que golpeaba de manera medida el volante frente a él.

— Era de esperarse, aunque me parece curioso que no nos haya informado teniendo en cuenta nuestra jerarquía.

Ambos hombres salieron del auto y sin perder tiempo se adentraron en la vivienda de Adrien en donde fueron esperados por Manelik con aspecto ansioso y a Emma con el rostro rojo y ojos curiosos.

— ¿Es real?

La castaña no pudo contenerse al ver a los vampiros quedar a la vista, aunque si bien era consciente de la cantidad de información de aspecto fantástico que había resultado ser real, la sola idea de la existencia de Drácula para ella era algo tan importante como la existencia de Lilith. Adrien asintió acercándose para dejar un beso en su frente y saludar de mano a Manelik.

— Demasiado real para mi gusto.

Admitió tirándose en uno de los sillones.

— ¿Por qué demonios está vivo si su cabeza rodó por la fría piedra hace más de quinientos años?

La pregunta quemó en la garganta del moreno tanto así que no dudó en hacerla sin censura de su evidente disgusto, Ivo se encogió de hombros sin poder tener la respuesta a dicha pregunta mientras que Adrien llevó sus manos a su rostro para frotar con vehemencia.

— Somos miembros del gobierno, miembros jerárquicos y es nuestro deber estar presentes en el gran salón donde se está llevando a cabo todo. No pienso quedarme aquí de brazos cruzados. Su regreso no puede significar nada bueno. Creo que nosotros más que nadie merecemos saber como es posible que siga entre los no vivos y más importante, merecemos saber sus verdaderas intenciones.

En esta vida y la otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora