Capítulo XXXV

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Vargo se encontraba mirando con detenimiento el curioso vial con la sangre de que había podido recuperar de Escocia perteneciente a la humana de Adrien Dumont, para su desgracia era muy poca sangre, pero a sabiendas que de parte de Adrien no obtendría nada se conformaba y sabía además que para sus alquimistas el preciado líquido era suficiente para poder determinar la naturaleza tan curiosa de la humana.

Él no era tonto y supo que algo andaba mal cuando las alarmas se encendieron al momento de notar al Conde y su gente tratar de manera apresurada los temas respecto a los planes de Lilith, algo andaba mal y él lo supo al momento en que el aquelarre escocés informó sobre un altercado justo después de que los vampiros, los brujos y la cazadora desaparecieron de las instalaciones gubernamentales. Pero no hizo nada, Adrien no era el primer vampiro encaprichado con un humano y ciertamente no sería el único, porque los humanos son para ellos lo que una fotografía es para un anciano; solo un vistazo a lo fueron en algún momento.

Aprovechó la ausencia de los implicados para junto con su mejor alquimista analizar la sangre de la humana, el líder vampiro estaba determinado a descubrir de una vez por todas porqué su mejor personal estaba tan obsesionado por una mujer que para esas alturas sabía con firmeza que no era virgen, por lo que la pureza de su sangre se debía a algo más. Vargo caminó por la estancia de su despacho mientras permitió que el alquimista jugara en su laboratorio y con el tiempo que tenía entre manos lo usó para anexar los últimos documentos y fotografías de Lilith y sus secuaces dentro de los archivos oficiales.

Sorin era demasiado viejo y demasiado sabio como para caer en el juego infantil de Lilith, él sabía que la súcubo tenía conocimiento sobre el precio que portaba su cabeza y era demasiado gratificante para él idealizar con el momento exacto en que sostendría la cabeza decapitada de la pelirroja entre sus manos.

— Pronto el día llegará y mi poder prevalecerá sobre el principado de la noche y sobre el mismísimo Vlad.

Sonrió para sí mismo mirando sobre su hombro el retrato detallado y medieval de Vlad Tepes quien fue tan cruel y sanguinario que sus sirvientes, aliados y detractores les temían a partes iguales. Ensoñando con un reinado ideal Vargo canceló las citas pendientes que tenía para el día solo para poder revisar una vez más toda la información que había recolectado sobre los demonios en cuestión.

Al otro lado del mundo en Toronto, Emma se encontraba llorando devastada mientras golpeaba con fuerza el saco de boxeo en el gimnasio recriminándose si las decisiones que había tomado habían sido las correctas. Había cortado toda relación sentimental con Adrien y aunque este había estado de acuerdo con su decisión se había rehusado a alejarse del todo debido al peligro inminente que todos corrían.

La castaña dio un último golpe antes de caminar hacia atrás con la respiración acelerada, miró sus nudillos vendados antes de pasarlos por su rostro en donde secó el sudor mezclado con el llanto y se permitió elevar una pequeña plegaria a quien fuera que la estuviera escuchando para pedirle claridad y protección. Estaba aterrada de lo que se aproximaba.

Aun así, se encontraba preparada, todos a su alrededor no hacían más que prepararse para la llegada de Lilith, un antiguo demonio que por alguna razón ajena a ella se encontraba decidida a acabar con Adrien y con cualquiera a su alrededor.

Evidentemente agotada se alejó de todo y se deshizo de los vendajes de sus manos para poder darse una ducha, tenía planeado continuar con el entrenamiento una vez terminara de leer sobre los demonios del principado de la noche en unos libros que Raela amablemente le había prestado. La castaña estaba decidida a conocer toda la historia, aunque eso significara que debía olvidar todo lo que creía cierto.

Se tomó todo el tiempo del mundo aseándose, lavó su cabello y limpió los nudillos maltratados y así luego de un par de minutos Emma se encontró limpia y vestida de camino a casa.

En esta vida y la otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora